Narra Daniel.
Hace ya un mes me fui de mi hogar, no me pareció justo que mi madre la pasara mal para ganar dinero y así mantenerme aún con mis 20 años, por lo que tomé el bolso más grande que teniamos en casa y guarde algunas de mis pocas pertenencias, dejé una nota pegada al pequeño refrigerador para mi madre donde explicaba el motivo de mi partida, y que encontraría un trabajo lo más pronto que pudiera y que no me buscara, por último cabizbajo salí por la gastada puerta de madera.
Sin rumbo solo segui caminando, sintiendo la helada brisa golpear mi rostro de tal manera que en solo unos minutos mis mejillas y orejas se encontraban de un fuerte color rosado, por supuesto estábamos a mitad de invierno y las camelias ya habían florecido, a mi madre le encantaba el aroma de ellas.
Paso una semana desde mi escape, se me hizo sumamente difícil encontrar algún trabajo por mi falta de experiencia o lugar para pasar las noches, aveces solía rotar de las estaciones de metro a las bancas en los parques, algunas veces los vecinos del lugar me echaban y simplemente terminaba vagando toda la noche.
Por las mañanas, era la misma rutina de siempre, no tenía dinero ya que por lo descuidado e inútil que era, mientras dormía alguien se llevó mi bolso con ropa, mi viejo teléfono y me arrebataron solamente el dinero de mi billetera, al menos fue una "buena" persona al dejarme mis documentos. Al medio día iba a un comedor comunitario por una ración, cuando veía que era casi mi turno y que la cacerola estaba a punto de vaciarse, automáticamente sin que lo pueda evitar mi cabeza giraba un poco hacia atrás a la fila, no podía dejar sin comer a niños o si? Quizás si, pero había días en los que estaba de buenas y estaba dispuesto a buscar mi almuerzo en otro lugar. Los viernes, una cafetería cerca del parque que me gustaba, regalaba sus macarrones viejos, solamente tenían cuatro días de vejez, aún eran comestibles así que tomaba un par y de algún cesto de basura del parque buscaba el diario de el dia a a terior o de ese mismo día para pasar el rato, por supuesto, a pesar de oler mal, aún era una persona civilizada en lo que a mi me respectaba. Quizás pasaba solo unas dos horas leyendo y buscando anuncios de algún trabajo en ese pedazo de papel, pero era entretenido por un momento distraerme de esa fea realidad y pensar por un momento que estaba buscando un trabajo para pagar mis útiles escolares, por supuesto, me gustaría seguir estudiando, pero después de haber fracasado en los ingresos a la universidad que quería, volver a estudiar se sentía lejano... al menos podría leer un poco.
Pasaron dos semanas y mi cuerpo obviamente apestaba, mis ropas se habían desgastado en las rodillas, codos, los puños de mi ya manchada chaqueta favorita y mis zapatos... buenos, sucios pero aún vivos por no decir sanos. Los días eran agradables pero las noches eran mi enemiga, al caer el sol me refugiaba en el sucio callejón que se encontraba a un lado de un restaurante de mariscos, siempre me sentaba sobre un cartón cerca de la ventilación que daba al callejón ya que este me concedía su vapor un poco oloroso pero cálido.
Una noche, para ser exactos, dos semanas después que huyera, en ese mismo lugar con unas dos horas de retraso, literalmente casi me propinaron la paliza de mi vida, por que? No me quedo claro, aunque nunca me gustó la violencia por lo que logré llegar a un acuerdo con el grupo de hombres.

ESTÁS LEYENDO
You are beautiful / DanielxJae
Romans🌸Mundo alternativo de Lookism 🌸 Daniel Park, un muchacho de unos veinte años, de una familia humilde, reprobó por segunda vez el examen de admisión a la universidad que quería, cual es el problema a todo esto? Su bondadosa madre ya no puede manten...