Parte 1 Sin Título

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Mía. Mía. ¿Puedes escuchar mi voz? Ven, acércate.- Me llamó Zev, al final del luminoso túnel. No te vayas...- Supliqué. Negó con la cabeza, a la vez que me extendió su mano. Corrí hacia él lo más rápido que pude, pero antes de tocar la punta de sus dedos, desapareció. Caí de rodillas sobre el pavimento. El túnel se oscureció. -Lo prometiste...- Reclamé, sollozando en silencio. No fue mi intención irme. Me vi obligado a hacerlo.- Volvió a aparecer frente a mí. Incapaz de moverme, me limité a levantar la vista hacia su rostro. -Debes superarlo, seguir adelante. ¿Cómo lo hago? Habla con él. Están más conectados de lo que crees.- Contestó. ¿Quién es "él"?- Pregunté, confundida. Dulces sueños.- Evadió mi pregunta. Se desintegra frente a mí en forma de brillos plateados que volaron frente a mi cara. ¡ESPERA!- Exclamé en un grito, que ignoró.¿Holaaaaa? Tierra firme llamando a Mía.- Dijo Kate, chasqueando sus dedos frente a mi cara. Sacudí mi cabeza, saliéndome de mis pensamientos. Me giré a verla.

Katerine Brown. Mi única y mejor amiga. Luego de la muerte de mis padres hacía 5 meses, ella se hizo mi tutora legal. Cuida de mí desde entonces.

¿Qué sucede contigo? Estás muy rara últimamente... No es nada. Estoy bien.- Rió, incrédula. ¿En serio?- Preguntó retóricamente. Me encogí de hombros . -Dime qué te pasa. ¡Sabes que puedes confiar en mí!- Insistió. Sin darme cuenta, volví a perderme en mis pensamientos, a la vez que hacía lo que algunos llamarían "mirar a la nada". -... El aniversario se está acercando. ¿Es eso lo que te está afectando?- Fruncí el ceño, molesta de su comentario.

"El aniversario" era como lo llamaba Kate el día del accidente. Todos los meses íbamos a visitar la tumba de mis parientes, con el fin de siempre tenerlos presentes.

"El día en el que tu vida dejó de tener sentido". Puedes decirlo. Ya no soy una niña; no lloraré.- Hizo una mueca triste. ¡No digas eso! ¡Tu vida tiene un propósito muy importante! ¡Ser feliz!- Rodé los ojos, harta. Hasta en eso estoy fallando.- Katerine sonrió sospechosamente. Pues, eso va a cambiar hoy.- La miré confundida, levantando una ceja. -Saldré de fiesta con unos amigos, ¿me acompañas? Depende. ¿Qué gano? La pregunta, querida Mía, es "¿que pierdes?", y la respuesta es... ¡NADA!- Me reí. Tampoco gano nada, así que... ¡Oh, vamos! Harás amigos nuevos. ¿Y para qué quiero eso? Estoy bien así.- Ella arrugó la piel de la nariz, como una niña pequeña encaprichada. Bien, quédate. Pero te lo advierto: ¡No pienso dejarte comida! ¡Ni muchos menos mis

tarjetas luego de la "bromita" que me hiciste!- Hizo comillas con los dedos. - ¡Casi las quemas!- Me reí fuertemente ante el recuerdo.

Oh, Dios, eso fue genial.- Suspiré para calmarme. -De acuerdo, te acompañaré.- Dió saltitos de alegría. ¡Genial!- Se levantó del sillón. -Pues, entonces, arréglate. Vendrán en media hora.- Dijo, subiendo el volumen de la voz en "Media", probablemente sabiendo cómo iba a reaccionar. La miré ojiplática. ¿¡QUÉ!? ¿Y ME LO DICES AHORA?- Se rió traviesamente. ¡Lo siento, Mimi! Lo había olvidado... ¡Ya sabés cómo soy!- Meneé la cabeza con una sonrisa, como diciendo "¿qué haré contigo?". ¡Bien!- Me levanté también. -¡Pero el baño es mío!- Le hice saber. Ella volvió a reír, para luego levantar las manos en el aire en son de paz.

Así fue como rápidamente me puse lo primero que vi, tratando de verme lo más decente posible.

Cuando sus amigos llegaron, en vez de tocar el timbre como haría cualquier persona, hicieron sonar fuertemente el claxon de la camioneta. Salimos rápidamente y nos subimos. Primero subió Katerine, para luego ir yo.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2020 ⏰

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