BARCELONA

Sabela:

Me había olvidado de lo frío que era Bacerlona, acostumbrada al clima de Miami, este cima era extraño para mi, pensé mientras me quitaba el abrigo. Caminé entre la gente que iba de un lado para otro, pegados a sus teléfonos celulares con conversaciones entretenidas, cepillo mi cabello con la mano mientras me pongo mis ray-ban en mi rostro, me dirigí a la salida del aeropuerto de Barcelona y pude divisar a un mercedes negro.

-¡Buenos días! señorita Ramil. - El conductor habló cortésmente.

-¡Buenos días! Famous. -hablé entrando en el coche. Dentro había una temperatura regular gracias al aire acondicionado.

-¡Oh por Dios! ¿Desde cuando Barcelona hace tanto frío? -murmuré dejando caer mis pertenencias en el asiento.

- Siempre señora, el clima aquí siempre fue así. -escuché a Famous decir en medio de una risa baja. - Perdón por preguntar, pero ¿Cómo está su padre?

-¡Tienes razón! me he olvidado de como son las cosas aquí. - dije en voz baja mientras me acomodaba en el asiento del coche. -Él está bien, está en Galicia con mi familia.

-¡Eso es genial! Me agrada el señor Ramil. ¿A dónde la debo llevar? -Preguntó mirando por el espejo retrovisor.

- A mi nuevo apartamento Famous, sigue el camino derecho yo te iré dando las coordenadas.

Él asintió dejando aquel lugar.

Mirando las calles de Barcelona por la ventana del coche podía recordar mis tiempos cuando viví aquí, y que buenos tiempos diría yo. Conocía la cuidad como la palma de mi mano. Nunca fui esa Sabela que solo pensaba en el trabajo, había disfrutado de la vida un poco, no mucho. Mis pensamientos vagaron por los recuerdos de todas las cosas que hice en mi adolescencia, pero ahora eso estaba en el pasado, Sabela inmadura e irresponsable ya no existía.

- Gire a la izquierda en la siguiente cuadra -  Obedeció a mis coordenadas perfectamente.

Finalmente llegamos al edificio donde ahora estaría viviendo. Famous rápidamente salió del coche dando pasos grandes hacia la puerta, y el la abrió.

- Gracias - dije con una sonrisa.

Famous era mi conductor desde que estaba joven y vivía con mis padres, es muy útil por cierto.

Entré en el vestíbulo del edificio donde los empleados se colocaban en su debido lugar. Era cómico como se comportaban ante mi presencia, las personas a menudo se sentían nerviosas, quizás la forma grosera y arrogante que yo les daba a demostrar, y no me importaba dar esa imagen. Para ser respetada ellos tenían que temer ante mi presencia.

- Buen día señorita Ramil, nuestro personal pondrá sus maletas en su apartamento, es el 308, el único y gran apartamento.

Yo no dije nada, solo asentí con la cabeza y me dirigí al ascensor. Al llegar a mi apartamento, el chico iba detrás de mí poniendo todas mis cosas perfectamente bien en mi habitación.

-¿Algo más, señorita? - Preguntó.

 - Nada, usted se puede retirar -Dije. 

El Departamento era grande. Un área enorme con un estilo contemporáneo y sofisticado, los muebles de color blanco y marrón, paredes en colores claros y otros oscuros, algunos cuadros de pintura, todo era de mi agrado. Me acerqué hasta la sala para descansar en el sofá, tomando la parte superior de mis zapatos que maltrataban mis pies quitándolos enseguida. Dejé que mi cuerpo se hundiera en el cómodo sofá, el viaje había sido largo, la vida había sido muy dura para mi. Me levanté para dar al balcón de mi apartamento. Podía tener una hermosa vista de la playa de la Barceloneta, esa era la ventaja de vivir en lo más alto. Desde arriba podía ver todo el movimiento de las personas que paseaban de un lado a otro, viajando en sus coches, se escuchaban las bocinas, gente hablando en voz alta. Oí el ruido proveniente de mi móvil, entré de nuevo a la habitación, cogí el móvil de la mesita de noche, el número era desconocido para mi.

The stripper // JulsbelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora