La batalla de Hogwarts

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Narra Tn:

¡Eres menor de edad! —le gritó la señora Weasley a Ginny—. ¡No lo permitiré! ¡Los chicos sí, pero tú tienes que irte a casa!

¡No quiero!— Ginny logró soltarse del agarre de la señora Weasley— ¡Soy del Ejército de Dumbledore y...!

¡Una panda de adolescentes!— Repuso Molly.

¡Una panda de adolescentes que se dispone a plantarle cara a Quien-tú-sabes, cosa que hasta ahora nadie se ha atrevido a hacer! —intervino Fred, lo jalé un poco hacia atrás.

¡Sólo tiene dieciséis años! —gritó la señora Weasley—. ¡Todavía es una niña! ¿Cómo se les ocurrió traerla?

Mamá tiene razón, Ginny —intervino Bill con ternura—. No puedes participar en esta lucha. Todos los menores de edad tendrán que marcharse. Es justo que así sea.

¡No puedo irme! —gritó Ginny—. ¡Toda mi familia está aquí, no soporto quedarme esperando en casa, sola, sin enterarme de lo que pasa...!

Esta bien—dijo con la vista clavada en la entrada del túnel que conducía al pub—. Está bien, me despediré ahora y...

En ese momento se oyeron pasos y luego un fuerte golpe: alguien más acababa de salir por el túnel, pero había perdido el equilibrio y se había caído. El recién llegado se levantó agarrándose a la primera butaca que encontró, miró alrededor a través de unas torcidas gafas de montura de concha y farfulló:

¿Llego tarde? ¿Ha empezado ya? Acabo de enterarme y... y...— Percy se quedó callado. Era evidente que no esperaba encontrarse a casi toda su familia allí reunida. Hubo un largo silencio.

Bueno, ¿cómo está el pequeño Teddy?— preguntó Fleur.

¿Teddy?— Pregunté.

¡Ah! ¡Muy bien, gracias! —respondió Lupin en voz demasiado alta—. Sí, es mi hijo, Tonks está con él, en casa de su madre.

¡Aquí tengo una fotografía! —exclamó Lupin. Es un diminuto bebé con un mechón de pelo azul turquesa intenso miraba a la cámara agitando unos puños regordetes.

Es tan...— Iba a decir tierno, pero hubo un grito.

¡Me comporté como un imbécil! —gritó Percy, tan fuerte que a Lupin casi se le cayó la fotografía de las manos—. ¡Me comporté como un idiota, como un pedante, como un...!

Como un pelota del ministerio, como un desagradecido y como un tarado ansioso de poder —sentenció Fred.

¡Tienes razón! —aceptó Percy.

Bueno, no está del todo mal —dijo Fred tendiéndole la mano a su hermano.

La señora Weasley rompió a llorar. Apartó a Fred de un empujón, se abalanzó sobre Percy y le dio un fuerte abrazo, mientras él le daba palmaditas en la espalda mirando a su padre.

Perdóname, papá —dijo Percy.

El señor Weasley parpadeó varias veces, y entonces también fue a abrazar a su hijo.

¿Qué fue lo que te hizo entrar en razón, Perce? —preguntó George.

Llevaba tiempo pensándolo —repuso Percy mientras, levantándose un poco las gafas, se enjugaba las lágrimas con una punta de su capa de viaje—. Pero tenía que encontrar una forma de salir del ministerio, y no era fácil porque ahora encarcelan a los traidores. Conseguí ponerme en contacto con Aberforth y hace sólo diez minutos me dijo que en Hogwarts se estaba preparando la batalla, así que... aquí estoy.

Así me gusta. Nuestros prefectos tienen que guiarnos en momentos difíciles — dijo George imitando el tono pomposo de Percy—. Y ahora subamos a pelear, o nos quitarán a los mejores mortífagos.

Comprometida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora