120-

14 4 1
                                    


F L A S H B A C K;   A Q U E L L A   T A R D E
   D E   F E B R E R O

.....

Luego de unos días de haber hablado con nuestra pequeña, había ido a un parque con una hermosa vista al mar. El mismo al que iba cuando quería recordar todo o simplemente olvidarlo.

Cuando ya estaba lista para irme te vi a unos cinco metros de distancia y a nuestra pequeña escondía detrás de un árbol. Tú la mirabas con aquella hermosa sonrisa.

Estabas diferente pero tan parecido a aquel joven que alguna vez estuvo de mi lado. Tu cabello seguía igual de oscuro como la tenue noche, en tu rostro permanecía una barba de algunos días atrás, esa torcida sonrisa que tanto me gustaba seguía allí.

Reí al ver aquella imagen madura de aquel muchacho que tanto amé.

Mi sonrisa se volvió una carcajada porque jamás imaginé verte de unos cuarenta y tantos por ahí.

¿Y sabes?

Estabas imperfectamente perfecto, incluso más que antes.

La comisura de tus labios se ensanchó aún más y con aquella ronca y hermosa voz que  hace tiempo dejé de escuchar, me preguntaste:

__ ¿De qué te ríes, princesa? - No te imaginas cómo extrañé escuchar de tus labios aquel apodo que alguna vez solías decirme.

__ Pues de tí, querido princeso. - Nuestras risas cesaron y nos miramos fijamente, luego te dije: __ Toma asiento.

Te sentaste a mi lado y nos quedamos en silencio hasta que tú hablaste.

__ ¿Cómo haz estado estos años?

__ He estado bien, muy bien. ¿Y tú? - Era gracioso vernos así. No sabíamos que decirnos o que hacer.

__ Ya sabes, el trabajo, casa, niños. Todo está bien conmigo.. excepto por una cosa. - Callaste, pero yo de curiosa pregunté que era aquella excepción.

__ ¿Qué es?

Me miraste fijamente, pude sentir ese chispazo de hace tanto, y confieso que me gustó volverlo a sentir.

__ No estás tú. - Respondiste.

__ 16 largos años sin vernos. Aún no sé cómo pudo pasar. - Quise evitar lo que habías dicho, pero no lo permitiste.

__ Sí y, estás más hermosa de lo que recuerdo. - Reprimí una triste sonrisa y te dije:

__ Sabes que tienes esposa ¿No?

__ Lo sé, pero que la tenga no significa que vaya a dejar de sentir todo esto por tí. - Me quedé pensando un momento y quise saber si lo que pensaba era cierto.

__ Oye, estás con ella porqué; digo, ¿La quieres? - Yo aparté la mirada apenada, pero la tuya volvía a ella cada vez que lo hacía.

__ Sí la quiero. Es la madre de mis hijos y mi esposa. Si no la quisiera no estuviese con ella. - Aquella respuesta me dejó un poco dolida, pero asentí mientras te sonreía.

__ Claro, tiene sentido. - Me límite a decir ya que no tenía nada más que decir.

__ La quiero, y desde que estamos juntos la he querido, pero a tí te amo, y seguiré haciéndolo incluso estando cubierto de tierra en un ataúd. .... - Querías decir algo más, pero pausaste. Aunque luego lo dijiste.

__ Yo jamás pensé que diría algo igual a lo que te diré justo en este momento, pero por tí no me importa ni siquiera morir.. Cuando te conocí, pensé que sólo serías una más, que te irías igual que todas por lo que era o soy. Y te hice daño, mucho daño. Te grité, te insulté, te juzgué, desconfíe de tí aún sabiendo que eras sincera, incluso llegué a golpearte, te fallé.. Y aún así regresaste a mi lado. Empecé amarte por tu sencillez, fragilidad, por lo bondadoso y carismático que era tu ser. Me enamoré de una chica increíble, de una que merecía y aún merece todo en este mundo y, es increíble cómo sigo amándola tanto. ....

  Sin darme cuenta mi vista se nublo con unas gruesas lágrimas, llenas de todo lo que había sentido y guardado por tí durante esos 16 años. Me aferré a tu espalda rompiendo en un desgarrador llanto.

Pude decir todo con aquel simple abrazo; las veces que desee hacerlo y no pude, las aproveché en ese instante. Todo el cariño que quise darte lo descargué allí. Todo lo que quería vivir y hacer contigo se quedó en aquel fuerte y necesitado abrazo.

Tú me abrazaste igual de fuerte. Nos separamos y, a una distancia prudente nos observamos cara a cara. Nos quedamos unos largos minutos así, hasta que pude hablar aún con aquel nudo que llevaba en la garganta.

__ No sabes lo mucho que llegué a extrañarte. Tenía tantas ganas de verte, de abrazarte.. de.. de. ... -  Iba a decir aquello, pero mejor lo guardé para mí, aunque ya tú habías decidido terminarlo por mí.

__ Yo también tenía unas ganas inmensas de ir hacia tí y besarte como nunca lo había hecho.

El tiempo se nos fue hablando de muchas cosas, cosas que sólo sabremos tú y yo.

Y te confesaré algo muy importante..

Dolió verte, tenerte tan cerca, a sólo centímetros de tus labios y no poder besarlos. Créeme, dolió como el carajo.

Un Amor Equivocado (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora