Era impresionantemente absurdo como cada acción afectaba a su futuro, y mientras más minúsculas o automáticas parecían sus decisiones más grandes eran los cambios. ¿Por qué tenía que pagar tanto por una simple indecisión? Por más que lo intentaba su mente no conseguía llegar a una conclusión, pero no era culpa suya, y todo el dolor que sentía no era justo.
Era tan feliz antes. Aún recordaba el cielo estrellado y la brillante luna de todas aquellas noches felices.
Esas pequeñas e infinitas gotas brillantes en el cielo, incluso juntándolas todas, no eran nada a comparación de los ojos de su, en aquel entonces, amado. Ninguna constelación conseguía tener la elegancia y belleza de su rostro. Porque su cuerpo y rostro parecían tallados a mano por los mismos dioses. Cada centímetro de su ser era mejor que cualquier luna y más perfecta que las sobrevaloradas estrellas. De hecho, era mejor que todo aquello junto.
Le brindaba paz. Cada vez que tomaba su mano; cada vez que se unía con sus delicados labios. Era tan pacífico, tan perfecto.
Y todo eso era de él.
Había tenido la suerte de tener sólo para él a aquel ser de amabilidad y carisma.
Habían pasado muchas cosas juntos, desde que se conocieron fueron inseparables. "Willy y Vegetta". No había nada que no pudieran hacer si estaban juntos, porque se complementaban. Willy no era él sin Vegetta, y Vegetta no era él sin Willy. O al menos eso pensaba.Todo empezó como un juego, una pequeña decisión menor, una supuesta "Hermandad Oscura". Bromas y risas era lo máximo que esperaba sacar de aquello, y no se lo dijo a su novio porque sabía que no lo aprobaría, porque a veces, para su gusto, aquella bella luna era demasiado pacífica y un pequeño secreto no le hacía daño a nadie.
Bombas y explosiones, que hacían que la tierra se estremeciera y vibrara. Era exactamente lo que sentía cada vez que salía a hacer maldades con su nuevo compañero, sentía todo su ser vibrar de emoción y vida, junto a un cosquilleo que recorría su estómago, y todo se intensificaba cuando veía aquellos profundos ojos y aquella brillante sonrisa que podría iluminar el pueblo entero si quisiera.
Si Fargan quisiera podría hacer que el sol muriera de envidia al sólo sonreír e iluminar el mundo con su energía. Fargan era como un sol, porque lo hacía sentir él mismo, sentía que junto a él no debía fingir nada, como si hubiese iluminado y sacado a la luz una parte de él que había intentado ocultar por mucho tiempo.Una vez que Willy sintió los cálidos rayos del sol iluminar su corazón, la luna ya no era lo mismo.
La luna ya no parecía elegante y brillante, ahora parecía aburrida y fría. Siempre igual de serena, siempre igual de pacífica. Y al recordar las carcajadas que le brindaba su compañero diurno solo quería que la noche pasara rápido. Solo quería acostarse en aquella cama y fingir cansancio para que su pareja lo dejara dormir en paz.Vegetta no era paciente, pero siempre daba todo de sí cuando se trataba de Willy, y este último estaba conciente de esto. Sabía que intentaba no quejarse al notar la distancia que había tomado, y eso estaba bien, porque no tenía ganas de dar explicaciones, y a veces los grillos y la brisa de la noche no estaban tan mal; no estaba seguro de querer perderlo. Así era hasta que la luna se cansó y todo derivó a una discusión.
¿Quién se pensaba que era?, llamándolo frío, diciéndole que ya no era lo mismo, que "estaba raro". Si así era no se debía a él; era su culpa, por ser una luna aburrida y repetitiva, por no tener distintos climas y tonos como el sol.
Y eso fue lo que dijo. Le dijo que el sol era más divertido, y que él sí aceptaba cada parte de su ser sin juzgarlo, y que incluso las resaltaba.
Desde ese momento ya no habría más noche.
Ya no habría más noche.
Ni más grillos.
Ni más estrellas.
Ni más luna.
Eligió al sol, que encantado correspondió su amor, prometiendo entregar todo de sí.Y todo iba de maravilla. ¿Debía estarlo, no? Aquel era su final feliz y debía gozarlo como tal. Pero no podía. No podía porque el sol era demasiado potente y lo agotaba. Porque por más que tuviera colores y matices tenía un problema y era que siempre brillaba intensamente. No como la luna, que solía proporcionarle el brillo justo y necesario para sentirse cómodo.
El cielo tampoco estaba adornado de elegantes estrellas, solo algunas nubes. Pomposas nubes que a veces sentía que lo sofocaban.Fargan sabía que en el fondo su pareja lo comparaba con su ex, pero era comprensible porque habían vivido muchas cosas juntos ¿o no?, así que él sólo daba lo mejor de sí para iluminarlo como su pareja tanto alegaba que amaba que hiciera, sin saber que este comenzaba a hartarse de eso.
¿Entonces qué?
Su vida no era la misma sin una pacífica noche, y sabía que tampoco lo sería sin un deslumbrante día. ¿Qué faltaba? ¿Qué necesitaba?Willy no hallaba una solución, y el tiempo sólo avanzaba apresurándolo por una respuesta, y las discusiones con su amado no tardaron en llegar, no sólo por las indirectas comparaciones y constantes respuestas cortantes, ahora también tenía notorios celos por Vegetta.
Su preciada luna había dejado el llanto para interesarse por alguien más, y sabía que no debía importarle, se suponía que no, pero la simple idea de imaginarlo amando a alguien más hacía que su sangre hirviera y un nudo se atara en su garganta.Tiempo después pasó lo inevitable y el sol se ocultó.
"Tomémonos un tiempo".
Tiempo. El tiempo avanzaba y avanzaba aún deseoso de una respuesta, una palabra al menos, pero él no tenía nada, y ahora mismo se sentía en plena oscuridad. Sin caricias, sin besos, ni bellas palabras, ni de día ni de noche. Sólo estaba él y su mal carácter. Él y su inutilidad.
Porque sin su luna no era nada, pero tampoco sin su sol.Extrañaba los tiernos besos de Vegetta por la noche, cuando abrazaba su cintura y le juraba que iban a ser ellos dos hasta el final. Y extrañaba a Fargan, y el cómo besaba sus mejillas luego de lanzar un mal chiste y sonreírle haciéndole creer que todo iba a estar bien.
Y de pronto un odio inmenso le cayó encima. Toda su ira acumulada cayó en donde debió haberlo hecho desde un principio: sobre él.
Y se odió tanto.Se odió porque ya no había vuelta atrás.
Se odió porque en el fondo siempre supo que estaba mal, porque en el fondo sabía que estaba jugando con las personas como si fueran de su propiedad.
Se odió porque había dañado irreparablemente a las dos personas que más amaba en el mundo por culpa de sus caprichos.
Se odió porque ahora estaba en un limbo sin salida, sin día ni noche, en el que él solo se había metido. Y se lo merecía.

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☁️☀️~ La luna y el sol ~☀☁
Fanfic𝑊𝑖𝑙𝑙𝑦 𝑛𝑜 ℎ𝑎𝑙𝑙𝑎𝑏𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑜𝑙𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛, 𝑦 𝑒𝑙 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑣𝑎𝑛𝑧𝑎𝑏𝑎 𝑎𝑝𝑟𝑒𝑠𝑢𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜𝑙𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑢𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑃𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑖𝑛 𝑠𝑢 𝑙𝑢𝑛𝑎 𝑛𝑜 𝑒𝑟𝑎 𝑛𝑎𝑑𝑎, 𝑝𝑒𝑟𝑜 𝑡𝑎𝑚𝑝𝑜𝑐𝑜 𝑠𝑖𝑛...