El árbol en el patio trasero de los Holmes es un lugar de gran paz y felicidad de todos, y surge un momento para que sea también un lugar de perdón y amor.
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Enola estaba encaramada muy por encima del suelo en el gran árbol gris que estaba lejos de la casa que había empezado a resentir sin su madre allí. Era difícil, la constante necesidad de aventuras y emoción que a menudo se sofocaba debido a la incapacidad de Mycroft de tener por lo menos un poco de alegría en su vida.
Enola arrojó el lápiz de sombreado en su cuaderno de bocetos y lo cerró con un bufido, oyó unos pasos que se dirigían hacia el árbol en el que estaba y cerró los puños contra una rama. Medio esperando que fuera Mycroft gritándole por dejar el estudio y medio esperando que fuera Sherlock dando las órdenes de su hermano mayor de una manera más amable, una manera de la que siempre esperaron que ella aceptara.
Pero no fue así. T/N T/A, la asistente londinense y con fuerte carácter de Sherlock estaba furiosa, con sus mejillas tan rojas como manzanas se acercó corriendo al árbol. Sin notar a Enola arriba, T/N se apoyó en el tronco y su cabeza cayó entre sus manos, avergonzada.
"¿Hiciste algo estúpido?" Preguntó Enola y saltaste ligeramente, mirando con gran prisa a Enola arriba. La joven te sonreía amablemente, pero también, con la mente tan inquisitiva que tenía, no estabas segura de si realmente le importaba o simplemente quería chismes de la mansión para compartir con la criada.
"¿Y por qué preguntarías algo así, jovencita?" Pusiste las manos en las caderas y entrecerraste los ojos hacia Enola, tratando de olvidar por qué saliste furiosa en primer lugar, aunque eso era prácticamente imposible porque sabías que él te seguiría después de una discusión.
"Te pregunté primero, T/N. Y no soy una jovencita, suenas como Mycroft" Enola bajó los pies de una rama y apoyó la cabeza en sus manos entrelazadas que descansaban sobre otra rama del gran árbol.
"¿Qué pasó? ¿Sherlock finalmente reconoció tu talento para la investigación o dijiste algo estúpido que lo enfureció?" Preguntó Enola de nuevo, con más profundidad que antes y sus ojos se entrecerraron ahora hacia la mujer a la que había llegado a admirar mucho.
T/N siempre fue alguien en quien Enola podía confiar. Ya sea para libros nuevos de Londres o una simple lección sobre partículas de polvo, sabía que T/N tenía muchas de las respuestas. Pero últimamente, con su madre desaparecida y la tensión en la casa solo creciendo, Sherlock parecía enojarse o molestarse fácilmente con pequeños comentarios, bromas o golpes que no eran inusuales por parte de su asistente y Enola se dio cuenta. Vio la forma en que la mirada de T/N caía o cómo salía furiosa de la habitación, enojada con ella misma o con la reacción de él ante sus pequeñas bromas y no podía entender por qué siempre se enojaba con ella. Nunca había sucedido algo parecido antes de que vinieran a quedarse en la casa de su infancia para ayudar con Enola.
