AU. Solo quería olvidar aquella tontería de la que se había dado el valor de confesar. Pero una vez dicho, nada podría volver a ser como era antes, había arruinado su amistad con Todoroki Shouto.
Pero quizás deba agradecer a Uraraka por tratar de an...
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Izuku se encontraba devastado, dolido y con sus emociones hechas un caos.
— ¿Qué demonios...? — musitó consternada una castaña de sonrosadas mejillas entrando en el apartamento que compartía con el peliverde y dejando caer su bolso en la entrada.
Su atónita mirada se paseó con horror desde los montones de pañuelos hechos ovillo en el suelo y envases de lo que parecía ser helado de vainilla —se preguntó en qué momento compró toda esa cantidad— a una película puesta por el ojiesmeralda en el televisor que no era más que una tragedia romántica hecha musical —en la que al final ambos protagonistas se separan para cumplir sus sueños, Ochako la conocía perfectamente debido a que su amigo de alborotados rizos la repetía siempre que tenía recaídas, como un efímero calmante para escapar de la realidad— hasta posar su orbes en el causante de todo eso, acurrucado en el sofá y con su mirada fija en la pantalla de la televisión.
A paso apresurado se acercó hasta quedar frente al pecoso, obstruyendo su visión de la pantalla. Midoriya soltó un gruñido por fin prestándole atención y alzó su mirada perezosa hacia ella.
— ¡Deku-kun! ¡Te ves terrible! — exclamó horrorizada con ambas manos sobre sus mejillas.
Izuku se notaba con un rostro demacrado, ojos rojos e hinchados y un rastro seco de lágrimas bajar por sus pecosas mejillas.
Él, al darse cuenta de su alrededor y que ya no se encontraba solo como pensó, ahogó un grito lanzando su cuchara lejos y levantándose abruptamente, el envase medio vacío de helado cayó a sus pies y se escurrió sobre el piso, poco le importó y con un renovado enojo que se había extinto horas atrás, se acercó amenazante —. ¡Tú! — bramó señalándola acusatoriamente.
— ¿Y-yo? — se apuntó, parpadeando varias veces en confusión.
EL rostro de Izuku se deformó en una mueca y sus cejas ya no pudieron mantener aquella vibra de molestia, carraspeó intentando mantener la compostura, pero su labio tembloroso lo traicionó y luego de eso fue difícil seguir reprimiendo las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus orbes.
No pudo más y terminó abalanzándose hacia Ochako en busca de consuelo. Su húmedo rostro había caído sobre el hombro de la muchacha y la castaña solo atinó a posar una mano sobre la mata de cabellos verdes de su amigo y darle ligeras caricias.
Bajos sollozos y pequeños espasmos fue lo que Ochako sintió contra su hombro por largos segundos. Y una ira creciente.
— Él me rechazó, Uraraka-san. Shou-chan no siente lo mismo que yo — soltó entre hipidos mordiéndose el labio para evitar soltar algún jadeo.
Ochako se sintió culpable.
Días antes lo animó para que no siguiera aplazando su confesión al semialbino. Ella ingenua creyó que era mutua atracción debido a que Izuku le había cambiado la manera de ver el mundo a ese desagradecido de Todoroki. Un brillo se instalaba en sus heterocromáticos ojos a la sola mención de Midoriya.
