Cuando finalmente llegó a su habitación, Clarke se sentó en el borde de su cama y comenzó a quitarse los zapatos. Pidió a los cocineros que le prepararan el agua para el baño y sabía que pronto llegaría alguien con ella. Dejó escapar un suspiro cansado; miró hacia arriba cuando escuchó una pequeña voz en la entrada de su habitación.
"¿Puedo ocuparme de su baño, mi señora?" preguntó la dueño de la voz con una leve reverencia. Era menuda y demasiado hermosa para ser real. Con su vestido sencillo color blanco y verde, su belleza resalto aún más. Tan inocente, pura y femenina. Clarke levanto la mirada y sonrió gentilmente. Asintiendo con la cabeza para dejar que la joven criada entrara a la habitación; ilumino tenuemente con su vela y un cubo de agua.
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