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Deje de amarte, para aprender a odiarte
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Aprendí de amor cuando mi papá siempre iba por mí hasta donde yo estuviera, aprendí de amor cuando mi papá cada que no contestaba una llamada insistía una y otra vez para saber si yo estaba bien, aprendí de amor cuando mi papá elegía darme mis gustos en vez de darse gustos él, aprendí de amor cuando mi papá siempre me decía que era lo mejor para mí sin importar que yo me enojara, aprendí de amor cuando aún después de mil enojos y desobediencias, mi papá decidió seguir apoyándome y confiando en mí, aprendí de amor cuando me dí cuenta de que mi papá aún llegando cansado de trabajar me regalaba una sonrisa y quería saber de mi día. Aprendí lo que era el amor recibiéndolo de mi padre.

Y aprendí a dejar de amar cuando el me traicionó, cuando no me prestaba atención, cuando no me contestaba el celular para saber dónde estaba y si estaba bien, cuando me decía que estaría con un "amigo" y no con sus "amigas", deje de amar cuando lo encontré en la cama con otra mujer, vi como se entregaban e ignoraban mi presencia, y aproveché de escapar, me quité la venda de los ojos, supe que había dejado de amar en el momento en que sentí como mi corazón se quebraba con cada recuerdo de sus palabras hirientes, y dejé de amar cuando entendí que para el solo fui un juguete, solo una más en su cama.

El arruino mi concepto de amor, aquel que por 20 años mi padre se esmeró en enseñarme, el lo arruinó en 1 solo año, y lo odio por eso.
***
6 años después

Kagome estaba feliz, había vuelto al lugar que la vio crecer, habia vuelto para estar con su hermano Sota, su padre había enfermado y quería estar con el, por si las cosas no mejoraban, pero esperaba de todo corazón que su padre saliera de esta.

Bajo del avión y fue por su equipaje, al salir del aeropuerto, vio que la ciudad no había cambiado nada, todo seguía igual, los grandes edificios, la gente entrando y saliendo de las tiendas, los árboles de sakura estaban floreciendo y el cielo estaba azul, también habían unas cuantas tiendas nuevas, y se moría por conocerlas, se acercó a una pastelería nueva que había  y se instaló cerca del gran ventanal.

-Buenas tardes,¿que desea ordenar?- se acercó una camarera que parecía menor que ella
-Buenas tardes, me gustaría un jugo de naranjas y un trozo de pastel de fresa, por favor- dijo sonriendo
-Enseguida

En cuanto la camarera se fue, Kagome sacó un libro de su bolso y se dispuso a leerlo mientras esperaba, luego de 5 minutos llego su pedido, y se dispuso a degustarlo muy contenta, ¡este paste estaba exquisito!, pensó seria bueno llevarle un poco a Sota y su padre.

Después de pagar y pedir pastel para llevar, salió rumbo a su hogar, decidió caminar para ver un poco más el lugar y ver si algo más había cambiado, caminaba sin prisa alguna, quería disfrutar el paisaje y el cálido sol, estaba tan distraída mirando las tiendas nuevas que no se fijó en la niña que venía en sentido contrario al suyo y ambas chocaron.

-¡Lo siento!, ¿te encuentras bien niña?- dijo ayudándole a ponerse de pie
-Si, muchas gracias- Kagome la miro y luego busco a su alrededor
-¿Estas sola?
-No señorita, mi padre está- se dio la vuelta y no lo vio- no esta, lo perdí - decía con algunas lágrimas en los ojos
-Tranquila, me quedaré contigo hasta que llegue, ¿si?
-Si- dice limpiándose los ojitos
-¡Rin!- se escucha la voz ronca de un hombre, Kagome recuerda de quien es y se voltea, ha cambiado, está más alto, más atractivo, pero sus ojos ámbar siguen igual, incluso diría que más fríos que antes, sale de su trance cuando lo ve avanzar hacia ella.
-Han llegado por ti, ve- dice mirando a la pequeña que asiente con la cabeza y corre hacia el
-¡Muchas gracias por cuidarme señorita!- le dice dándose la vuelta hacia ella
-Claro, adiós- se da la vuelta y sigue su camino, ¡joder! Y cuando creía que todo su día era bueno, el tenía que aparecer.
***
Al llegar a su hogar Sota esta afuera esperándola, y en cuanto la ve corre hacia ella para abrazarla, así se quedan unos minutos y luego deciden entrar, deja sus cosas en la sala y sube a ver a su padre. Al llegar con el, su corazón se contrae, su padre está pálido y muy delgado, se acerca lentamente y se pone de rodillas a su lado, le toma la mano y deposita un beso en su frente, no puede evitarlo y llora junto a él.

Deje de amarte, para aprender a odiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora