Después de 7 años en los que todo era normal, apareció de la nada a colocar mi mundo de cabeza. Ya no somos dos niños. Él es un hombre y yo una mujer. Quiero mantenerlo a distancia pero la vida se empeña en hacernos trampas que no siempre puedo evadir.
Este es un juego que quizás no tendrá un final feliz.