3. Quédate conmigo

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Se alejan corriendo del campus hasta llegar a un parque en el que se sientan en un banco para recuperar el oxígeno tras la carrera. Ambos se ríen al verse exhaustos y juntan sus frentes. Ninguno de los dos puede creerse que estén ahí juntos, Yoon Gi no sabe cómo es posible que el otro no se haya enfadado y Ji Min no se puede creer que el otro sea Yoon Gi. Todo parece un sueño, un sueño del cual Ji Min tiene miedo de despertar.

—Empiezo a dudar de que esto sea real, —dice Ji Min cerrando sus ojos.

—Te entiendo... —coincide Yoon Gi uniendo su nariz con la del otro acortando la distancia entre sus labios.

Ji Min coge a Yoon Gi por la nuca para volver a iniciar un beso, por su cabeza no para de rondar el año que ha pasado esperando a que esto pase. Su imaginación se quedó corta al imaginar lo que sería besarle, la humedad y la suavidad de sus labios es infinitamente mejor ahora que lo ha podido probar.

—¿Qué tan loco es que te invite a mi casa? —pregunta Ji Min entrecortando el beso.

—Tenía pensado proponerte ir a la mía, —sonríe Yoon Gi haciendo que paren el beso definitivamente.

—¿En la tuya están tus padres? —pregunta Ji Min agarrando al otro de la capa.

—Sí, pero no creo que importe, —se ríe Yoon Gi contagiando la risa al otro.

—¿Estás seguro? —pregunta Ji Min mordiendo el labio inferior ajeno, Yoon Gi le mira con una ceja levantada.

—Si no controlas los decibelios te toca a ti dar las explicaciones, —responde tranquilo Yoon Gi—, si no te gusta la idea, podemos ir a la tuya.

—La mía queda a una hora andando, —dice Ji Min haciendo que el otro ponga mala cara y niegue con la cabeza.

—No, definitivamente la tuya no es una opción, —zanja el tema antes de ponerse en pie.

Se ponen de camino cogidos de la mano y Ji Min se muere por decir alguna cosa, lo que sea, pero no sabe qué, no le salen las palabras, tiene como un nudo en el pecho que le provoca querer gritar para que todo el mundo le oiga.

—¿Qué pasa? —pregunta Yoon Gi mirando la cara de Ji Min.

—¿Qué pasa de qué? —realmente no pasa nada o Ji Min así lo siente.

—Estás sonriendo como tonto, —se ríe Yoon Gi haciendo que el otro le golpee.

—Pensaba en que quiero hablar, pero no sé qué decir... —Ji Min se avergüenza por decir esto en alto, pero no le importa, porque ve que Yoon Gi sonríe y eso le hace feliz—. Y he sentido la necesidad de gritar: ¡Min Yoon Gi! —finge alzar la voz.

—Nada de gritos, por favor, —dice mostrando sus dientes pequeñitos que provocan en Ji Min una pequeña taquicardia.

—No es que quiera echarme flores... es lo último que quiero... —Las mejillas de Ji Min se ruborizan y Yoon Gi se da cuenta de esto—. Pero de haber sido al revés... de haber sabido yo quién eras tú y tú no quién era yo... creo que no habría podido soportar estar viéndote durante medio año y hacer como si nada, me habría vuelto loco.

—Lo siento... —Ji Min se maldice por hacerle sentir mal...

—Nonono, no te disculpes, es sólo qué... No me podría haber resistido, sólo eso, e igual está mal que diga que me sorprende porque a lo mejor no es que yo sea la cosa más deseada del mundo per-

—¡Eh! —dice parando en seco cogiendo a Ji Min por las mejillas para que no pierda el contacto visual—. Ignorarte durante medio año ha sido la mierda más difícil que he hecho en mi puta vida, mi único consuelo era el de volver a casa para poder escribirte, muchas veces, demasiadas, me plantee el decirte la verdad porque no podía más, pero la idea de que te enfadaras y no quisieras volver a saber nada de mí me consumía por dentro.

MASQUERADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora