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La generosidad es el maravilloso hábito de compartir y dar a los demás sin esperar nada a cambio. Hay muchas formas de ser generoso con otros ponis; dando halagos, haciendo regalos, prestando tu tiempo, invitando comidas... Todas y cada una de ellas las veremos hoy queridos lectores. En una cena maravillosa hecha por mi ¡Rarity Bell!






































Las cortinas mostraban su color Rosa pálido; limpio. Las paredes su celeste y blanco; impecables. El piso de mármol; puedes ver tu reflejo en el. Un candelabro luminoso coronando el techo, con cristales celestes, y algunos rojizos. La mesa, justo debajo del candelabro, redonda y a la altura perfecta; rodeada por sillas con bordes, patas y soportes tallados en madera caoba, con suavidades rojas para apoyar los flancos y el lomo de cualquier poni que en ellas se siente. El mantel puesto, en color blanco, con bordes decorados delicadamente a la hora de su fabricación dando la textura de grandes copos de nieve.

Sobre la mesa, habían platos vacíos. Con cubiertos cuidadosamente acomodados a la izquierda de cada uno, simplemente tenedores y cuchillos, ya que el exceso de cucharas de diferentes tamaños, quedaría fuera de lugar con las invitadas. Debajo de cada plato, una servilleta lista para ser usada en caso de ensucie. El centro de la mesa estaba ocupado por una jarra de agua, rodeada de vasos de vidrio. A un lado, un plato mediano plateado que contenía ensalada de lechugas, huevo, tomates, y más aperitivos.

Admirando todo el hermoso arreglo, se encontraba una poni, erguida con orgullo al ver su ambiente preparado especialmente para sus invitadas. Su melena púrpura, impecable, brillante y perfectamente rizada contrastaba con su pelaje blanco, con la textura de un malvavisco muy suave. Sus pestañas largas, femeninas y elegantes llamaban a que todos se fijen en sus ojos profundos, azules y reflectantes.


- ¡Maravilloso! Espero que noten lo que hago por ellas... Bah, incluso aunque no lo hagan, es divertido decorar y también estar juntas.

El horno suena desde la cocina, llamando la atención de la poni, quien parada en el piso del comedor voltea hacia el lugar con una pata en la barbilla tiernamente.


- ¡Oh! ¡Mi bistec esta casi listo!

Cruzó la entrada a la cocina, y se acercó al horno, agachándose para poder ver hacia el interior por la ventanilla. Ahí estaba, un filete de carne dorado y jugoso. No pudo evitar la poni verlo con recelo, con ansias de morderlo, masticarlo, saborearlo, incluso de estar ahí dentro con él para poder realizar todo lo anterior. Un instinto primitivo que la dama culposamente llevaba en secreto.


- Opal... - dijo hablándole a la carne - Lamento que no puedas estar aquí para poder compartirte un poco de esto. Espero que las chicas no se preocupen por tu ausencia.

Sin darse cuenta, una gota de saliva escapó de su boca mojando desde su labio inferior hacia abajo y chocando contra el piso de cerámicas color crema. Al oír la gota y verla, se avergonzó de si misma. Una dama con modales no debería dejar que esos instintos la dominasen de tal manera.


- Calma Rarity, tus invitadas llegaran pronto. Recuerda que eres el elemento de la generosidad, no puedes guardarte esto solo para ti. Comparte con el mundo tus dotes culinarios y tal manjar digno de la realeza. Esto enmendara todos mis pecados - dijo lo último con un aire de tristeza y dramatismo. Un periódico cayó al piso, En su encabezado principal informaba sobre las misteriosas desapariciones de potrillos, cuya principal acusada era su maestra. La unicornio dejó a un lado el papel.

La Elegante Cena de Rarity BellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora