cannibal | intenabo

IX | with love, g.

pass over me
you go through me
where fear has gone there won't be anything
fear is the mind killer

zheani - fear is the mind killer.

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ㅡ cierra los ojos. ㅡ le pidió con su voz suave, mientras sonreía al ver como el mayor acataba la petición, cerrando los ojos.

mordió sus labios mientras tomaba un pedazo de tela y lo amoldaba al rostro del mayor para cubrir sus ojos en la oscuridad. jack se sintió estremecer, mientras trataba de afinar el resto de sus sentidos con el fin de hacer más fáciles las cosas. sintió las frías manos del menor deslizarse entre las suyas y guiarlo entre su casa, escuchando sus suaves risas entre cada paso.

hubo un punto en el que se detuvo, la calidez del cuerpo del rubio rodeó su cuerpo y retiró la tela de sus ojos, dejando a la vista un delicioso pastel de fresas, con crema más blanca que una mismísima tela de seda color blanca, junto con unos lindos platos de cerámica y sus cubiertos de metal, finamente decorados. jack sonrió y se acercó a darle tiernos besos en sus mejillas; el contrario simplemente sonrió, y sin decir nada más fue a la cocina por un afilado cuchillo para cortar el pastel.

deslizó el objeto por la comida, y poniéndolo entre sus delicados dedos en un plato, que rápidamente le entregó al mayor, sonriente. éste tomó el cubierto entre sus dedos y se dedicó a comer pedazos, poco a poco sentándose en una de las sillas del comedor del menor, el contrario siguiéndole el paso sentándose junto a él. puso sus manos debajo de su barbilla, para observarlo comer. cada bocado que hacía y lo masticaba, para después tragarlo, lograba que la sonrisa del rubio se ensanchara aún más.

poco a poco, los ojos del mayor se sintieron pesados, decayendo poco a poco, mientras soltaba ciertos bostezos. gustabo se puso de pie sentándose en sus piernas, besando su cuello y sus labios con ternura, hasta que sintió que, jack, no respondía, y su respiración se tranquilizaba, volviéndose serena. abrazó su torso con ternura, mientras apoyaba su cabeza en su pecho.

sonrió. sonrió con ternura al tenerlo así, sólo para él. agradecía que él aceptase venir a su casa, sólo para que compartieran esos momentos juntos. la felicidad que brotaba de su corazón era increíblemente la sensación de tranquilidad que en cuerpo comenzaba a florecer.

en algún punto, su rostro cambió a uno inexpresivo, y como si fuese una película de terror, comenzaba la parte donde el depredador tenía a su víctima a su merced, y ya no habría nada ni nadie para detenerlo.

gustabo garcía lo había conseguido.

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