Cap. 8

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El recorrido por el museo comenzó y el silencio incomodo regresó de nuevo, Hiro miraba curioso y a la vez sorprendido todo lo que estaba a su alrededor. Había soñado con estar en ese lugar desde que se convirtió en fan de Rivera. En cada salón se podían observar todos y cada uno de sus trajes de cada presentación, todos eran de charro de color rojo semi-oscuro con detalles dorados tenían, pero se notaba que eran de diferentes modelos todos y cada uno de ellos. En las paredes se encontraban fotografía de Miguel en algunas presentaciones o sesiones de fotos, incluso en algunas estaba con su familia, también había una foto de él como un niño humilde, foto tomada antes del inicio de su carrera en la música. En un lugar muy decorado de flores de cempasúchil y algunas vitrinas de cristal, en una pared había una pintura que destacaba en toda la habitación y posiblemente todo el museo, Hiro se acercó para apreciar más esa pintura, Miguel vestía su primer traje de charro rojo, en una pose coqueta y alegre mostraba la guitarra en sus manos a la cámara, en su rostro reflejaba su alegría con un guiño y su sonrisa mostrando así el único hoyuelo que tenia en su mejilla, alado de la pintura había una descripción en letras grandes.

 "En honor a Miguel Rivera 1998 - 2017"

Caminó un poco a una de las vitrinas donde había más información sobre lo que acababa de leer, el no puede estar muerto ¿o sí? Hasta que en una vitrina de cristal se encontraba una pulsera parecida al de Leo y Kubo, pero tenía una flor de cempasúchil y estaba manchada de sangre que con el paso de los años se mantuvo tal y como fué hallada, en el vidrio estaba pegado una pequeña inscripción. 

"Objeto encontrado en el lugar del asesinato de el joven mexicano Miguel Rivera, aunque su cuerpo no fue encontrado en el lugar. Se hallaron rastros de sangre y esta pulsera dando así por cerrado el caso Rivera después de un año de investigación" 

 -¿Él está m - muerto? -Hiro se quedó en shock y no se dió cuenta que había dicho sus pensamientos en voz alta, llamando la atención de Leo y Kubo quienes estaban viendo algunas fotos unos metros lejos de el japones. 

 -Fué hace tres años - dijo Kubo quien se acercaba al lado de Hiro mientras sujetaba con fuerza su posesión más valiosa, la pulsera que hacía juego con la de Leo. 

 -Sí, te lo dije en una de nuestras visitas a San Fransokio- lo interrumpe Leo mientras Hiro trataba de lidiar con la noticia que le cayó de repente - pero es claro que a tí no te importa - Leo se cruzó de brazos detrás de Hiro, quien no quitaba la mirada de ese letrero.

 -Leo no es el momento ni el lugar para que empiecen a discutir- Kubo se acercó a Hiro preocupado porque no se había movido ni un centímetro desde hace un largo rato -¿Hiro, estas bien? 

 -E - estoy bien -

-¡Estoy harto de que este chino no se tome nada en serio! - dice Leo alzando un poco su voz caminando hacia Hiro, mientras que el mencionado dió media vuelta quedando frente a frente con Leo - ¡No fué suficiente menospreciarme e insultar a mi cultura! ¡Y ahora quieres deshonrar la memoria de mi amigo! -con cada palabra se acercaba más a Hiro y lo golpeaba con una mano en su pecho - ¡Que si fuera por mi seguiría con el papeleo para cancelar la boda y así evitar volver a verte todos los días! Pero agradécele a Kubo que no te he hechado aún del pueblo, porque desde que te conozco sólo me has causado problemas - 

-¡Leo ya basta!-intervino Kubo como siempre para evitar posibles golpes. 

 -Espera... dijiste ¿boda?-preguntó Hiro con la voz aún temblorosa.

 -¿Acaso eres sordo chino? -

-Espera un momento, mi tía me comento que una amiga suya tenía un hijo y para que pudiera heredar una empresa debía casarse... Y por eso me comprometió con él sin ni siquiera preguntarme si estaba de acuerdo con eso-ahora era Hiro quien se cruzó de brazos analizando la situación, algo no encargaba en todo esto. 

Mas allá de la muerte (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora