Hoy era el día que más había esperado.
Por fin llevaría a JungWoo al acuario, el lugar al que tanto le había pedido que fueran a una cita, porque "Hyung, ¿No cree que el agua hace todo más romántico?"
Realmente no tenía ganas de salir de su habitación, pero eso era algo que le había prometido y las promesas no se rompen.
Después de esperar una hora haciendo fila para poder comprar los boletos, por fin pudieron entrar al lugar.
Definitivamente no había nada de romántico.
El lugar era muy ruidoso. Se escuchaba la risa y el llanto de los niños por todo el lugar, e incluso se escuchaba a los adultos discutiendo por una fila.
Sólo tenía que recordar que esto era por JungWoo.
Después de pasar una hora dando vueltas, decidió parar en una tienda de recuerdos.
El lugar era grande, posiblemente podría perderse entre tantas personas. Agarró a JungWoo más fuerte y continuó su recorrido.
Había peluches, llaveros, mochilas, camisetas. Lo que más le llamó la atención fueron unas sudaderas color azul marino con el logo del acuario, así que al llegar a ellas decidió probarse una.
—Definitivamente este es tu estilo JungWoo, —susurró mirándose al espejo —espero que te guste como me queda el azul "profundidad del mar".
Hizo la fila para pagar las sudaderas, y salió pensando en que exhibición vería después.
—En diez minutos comienza la exhibición de los peces grandes. —se escuchó en las bocinas del acuario —No se pierdan la oportunidad de conocer a nuestros queridos huéspedes.
La razón por la que les llamaban huéspedes en ese lugar era porque esos peces eran llevados heridos, y al sanar los regresaban al mar para que pudieran regresar a su vida normal.
JungWoo solía decir que los humanos eran demasiado crueles al dañar a animales tan tiernos que no hacían ningún daño.
Su corazón era tan puro, que incluso se volvió vegetariano tras ver un documental sobre el maltrato que recibían los animales.
—Escucha Hyung, si yo no empiezo a cambiar el mundo, aunque sea un poco, entonces no habrá ninguna diferencia nunca. —dijo valientemente antes de caer de la patineta al chocar con una piedra enorme.
Su JungWoo era simplemente brillante y nadie podría compararse a él.
Tras esos recuerdos, llegó a la exhibición y se sentó al fondo mientras se cubría con la gorra de su sudadera.
Escuchó la explicación pacientemente mientras acariciaba a JungWoo, deseando que pudiera ver ese lugar enorme.
Cuando terminó de hablar la guía, revisó la hora en su reloj y vio que ya eran pasadas las seis de la tarde.
"Wow ¿pasó tan rápido el tiempo?"
Se dirigió a la última parada, el lugar que JungWoo más había esperado por ver.
Como estaban a punto de cerrar el lugar no había demasiadas personas así que DoYoung pudo parase frente al gran vidrio cómodamente.
Hermoso, era una palabra demasiado pequeña para poder definir aquel lugar.
Los peces iban y venían de todas direcciones. Eran de diferentes colores, tamaños y formas.
Siendo una única luz la que alumbraba desde el centro del agua, todo el lugar se podía ver completamente azul.
Parecía un lugar sacado de un sueño. Tal vez uno de los sueños de Woo.
Se sentó cómodamente en el piso mientras acomodaba a JungWoo a su lado.
La magia de aquel lugar traía recuerdos que aceleraban su corazón.
No quería llorar porque se lo había prometido, pero ir a ese lugar al que había ilusionado tanto al menor realmente no era tan fácil.
Si tan sólo Kim JungWoo estuviera aquí, hubiera hecho alguna broma para quitar éste ambiente tan serio.
Aunque ya había pasado un año desde la última vez que lo vio, postrado en la cama de un hospital mientras le sonreía, no dejaba de dolerle el simple hecho de recordar su suave voz.
El día en que ocurrió la tragedia decidió encerrarse en su propio capullo dispuesto a odiar a todos, pero sobre todo al cáncer que le había arrebatado la pequeña luz en su vida.
Kim JungWoo había llegado para iluminar su vida con el simple hecho de existir, pero ahora que no estaba sentía que toda la luz se había apagado.
Lo único que lo mantenía vivo fue la última charla que tuvo con él.
—Kim DongYoung, quita esa cara larga, haces que tenga ganas de golpearte y ahora no puedo. —bromeó, como si no estuviera pálido y conectado a muchos tubos. —Sé que ambos sabemos donde voy a terminar, pero eso no significa que debas estar así. Tienes que ser feliz por ambos, recuerda que siempre voy a vivir a través de ti. –agarró su mano con las pocas fuerzas que tenía y continuó. —No me arrepiento de cómo viví mi vida, pues al estar contigo estoy seguro de que no pude haber sido más feliz.
—Sería mejor si no estuvieras aquí. —contuvo su llanto pues no quería que lo viera llorar.
—A veces las cosas no salen como esperamos, pero eso no significa que debamos rendirnos,— rió. —por eso mismo voy a confesar en éste lugar que yo fui quien agarró tu hoodie azul, me recordaba el mar y no quería estar lejos de él.
—Ya sabía que habías sido tú. —suspiró antes de continuar. —Aún tenemos que ir a ese acuario, tonto, así que sé fuerte y recuperate.
—Cuando vayamos tenemos que ir a la exposición del mar abierto, escuché que es mágico.— sonrió antes de toser y soltar su mano.
—Iremos.— DoYoung afirmó.
—¿Promesa? –levantó su dedo meñique para confirmar con una pinky promise.
—Promesa.
A la semana siguiente de haber hecho la promesa, JungWoo murió.
Había tenido que pasar por mucho llanto y odio hacia sí para poder llevarlo a ese lugar.
Ahora se encontraba cargando las cenizas de el chico, viendo una de sus cosas favoritas. El mar.
Jamás había amado a alguien tanto como amó a aquel chico torpe con el que tropezó e hizo que tirara su proyecto final.
A través de los años aprendió a amar cada una de sus facetas. La tierna que le hacía aegyo cada que podía. La triste que hacía cada vez que terminaba peleado con su papá por haber golpeado a su mamá. La celosa, que hacía cada vez que se acercaba demasiado a una chica y creía que el ser amable era coquetear con ella.
Con él aprendió que los defectos no eran algo malo, si no que eran parte de lo que conformaba a cada uno.
Aprendió a amarse y aprendió a amar, eso era algo que por más años que pasarán, nunca iba a olvidar.
"—El lugar está por cerrar, favor de dirigirse a la salida."
Se levantó dispuesto a avanzar, no sólo a la salida, si no a continuar su vida. JungWoo hubiera querido eso.
—Adiós, JungWoo. Te amo.— murmuró antes de abandonar el lugar.
"—Tambien te amo, Kim DongYoung."
Porque el mar puede parece ser oscuro y sin final, pero dentro puedes encontrar la magia, aquella que ilumina tu vida. Aunque salgas del mar, los recuerdos de lo que viste no te dejarán y siempre estarán para acompañarte.
Porque Kim JungWoo era la magia dentro de su vida.
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La magia del mar · DoWoo
FanfictionOneshot DoWoo Porque la magia a veces se encuentra en lo más profundo del océano. «-No te atrevas a dejarme solo, Kim JungWoo. -Siempre estaré a tu lado, Do.»