•uno•

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Terminaba con éxito un entrenamiento más de volley, secaba mi cuerpo humedo después de darme una ducha en las regaderas del gimnasio de la escuela.

—Hina, Kakashi te esta buscando.— dijo la compañera de mi equipo.

—Agh, ¿ahora qué?— exclamé rodando los ojos.

—No lo se, pero es mejor que te des prisa.

Metí exhausta mi cabeza a mi locker, casi todos los días de la semana tengo problemas, ya sea con los profesores, con las materias o en los partidos, odiaba los regaños de la entrenadora Anko cuando tenía problemas con las jugadoras del equipo contrario, ocasionaba que gracias a mis peleas y discusiones las demás pagaran por mis estupideces, pero no podía evitar tener una boca enorme.

Terminé de alistarme y salí de los vestidores con mi mochila, dirigiéndome con pereza a la oficina del director.
Cuando llegué, me detuve frente a la puerta y toqué dos veces con mi mano, para después escuchar un "pase" desde el otro lado.

—Hola Kakashi.— dije tomando asiento en la silla de cuero frente al escritorio del director.

—Hinata.— respondió mirándome por encima de sus anteojos de descanso con cansancio. Odiaba que lo llamara de "tú", y yo lo sabía, pero simplemente me gustaba fastidiarlo y hacerlo enojar.

—Buenos días, director Hatake.— dije con diversión en cada una de mis palabras, lo que hizo a Kakashi fruncir el ceño con una leve sonrisa.

—Muy bien.— tomó una carpeta de su escritorio hojeandola una y otra vez hasta que habló — Hinata, no has entregado los últimos proyectos de Biología, Física y Matemáticas, y no solo eso, estás faltando otra vez a tus clases, ¿me puedes explicar que pasa? — preguntó sin dejar de mirar las hojas de mi historial académico.
Bufé con cansancio y respondí:

—Ya estoy trabajando en el proyecto de Matemáticas, pero el compañero que me asignaron para hacerlo en equipo es peor que yo y no ha hecho nada.— dije defendiéndome.

—¿Y los otros dos proyectos?, Hinata, ibas muy bien, ya te habías puesto al corriente con tus clases y otra vez vuelves a lo mismo.— dijo con voz gruesa. Normalmente Kakashi no habla de esa forma, su tono de voz es ligeramente más agudo, pero cuando está enojado... Ni cómo hacerlo sonreír.

—Escuche —me acomodé en la silla— confíe en mi, voy a ponerme al corriente otra vez ¿de acuerdo?, siempre lo hago — respondí con confianza levantando mi barbilla con orgullo.

—Eso espero, ya sabes lo que va a pasar si vuelves a reprobar materias.

—Si, lo sé — dije sin ánimo, porque eso significaría mi expulsión del equipo de volleyball.

—Bueno, ya puedes retirarte. Estaré al pendiente de tus avances. — asentí con la cabeza levantándome del asiento y tomando mi mochila para salir. — Hinata — me llamó antes de que pudiera salir. — si no mejoras, tendré que llamar a tu padre.

Ay no no, mierda no.

Me tensé por un momento, apretando el picaporte de la puerta, asentí otra vez y me dispuse a salir de ahí.
Cerrando la puerta detrás de mi, caminaba hacia mi locker con mirada néutra, sin expresión alguna, pero pensando miles de escenarios en mi cabeza.

Hace unos años eramos la familia ejemplar, la familia perfecta ante la sociedad. Mi padre era dueño de su propia compañía de autos, hasta que la vendió a su hermano, ya que decía que no podía hacerse cargo después de deprimirse después del accidente. Luego de eso, cayó en los excesos del alcohol, mamá enfermó y lo que menos quiero ahora es pasar tiempo en casa.

Entre libros y encuentros • |naruhina| • (🔥editando🔥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora