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Ds: Sword Art Online (SAO) es propiedad de Reki Kawahara y sus asociados. Esta obre fue hecha sin fines de lucro.

Este fic pertenece a la #KIRIASUWEEK2020 que organizó @SAO_Fickers.

¡Gracias por hacerlo!

DÍA 7: Aquel lugar donde pudimos ser felices... (CANON)

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Allá.

Asuna estaba sentada en el suelo elevado de la casa de diseño antiguo de Kirito, había estado ahí la mayor parte del día preparando junto a su novio y la familia de este la fiesta de cumpleaños del pelinegro.

Había decidido salir a tomar aire un momento, balanceando sus largas piernas sobre el pequeño pasto verde, usando un pequeño short negro y una blusa rosa de mangas cortas que le facilitaban el movimiento. Escuchó dentro de la casa lo que parecía ser un quejido por parte de su novio, probablemente había destruido otra decoración por error.

A pesar de que los dos estaban creciendo a pasos rápidos, dejando atrás la etapa de joven torpe para darle lugar al adulto responsable, Kirito nunca superaba la torpeza que lo caracterizaba en cuanto a tareas delicadas como decorar se tratara. Un resoplido de risa escapó de sus labios mientras sonreía observando el cielo.

Kirito estaba creciendo... aquel espadachín que la encontró vagando en una mazmorra, que la cuido y le enseño a sobrevivir, convirtiéndose en su motivo de vivir, estaba creciendo.

Una sensación hueca se generó en la boca de su estómago, sensación que le hizo apretar los labios, ¿cuánto había pasado desde que se vieron por primera vez? Mucho tiempo, pero si volteaba un momento al pasado se sentía como si recién hubiera sucedido todo y los nervios por despertar en un nuevo día en los pisos más bajos de Aincrad para comenzar una nueva aventura junto al "beater" todavía le seguían cosquilleando el pecho.

Allá en aquellos pintorescos lugares, donde su corazón inexperto y confundido corría desbocado cada vez que aprendía algo nuevo de parte del pelinegro, la adrenalina de una nueva batalla y el temor de los tantos riesgos a los que se sometieron juntos. Pero, sobre todo, la sensación tibia y calmante que se quedaba en su pecho cada vez que un gesto tierno nacía entre los dos.

Asuna sonrió negando con la cabeza, en esos tiempos ya estaba perdidamente enamorada de Kirito, pero como nunca había experimentado tal sensación no lo podía saber.

Luego de que el lapso muerto donde no mantuvieron contacto y el ardor que le quemaba el alma por los recuerdos de la misión elfica fuera sanando, él regreso a su vida, metiéndose poco a poco cada vez más profundo en su ser hasta que se convirtió en una carrera sin freno, una serie de eventos donde los anillos que reposaban en sus manos, uniéndolos, representaban esa carrera que comenzó tanto tiempo atrás, teniendo hitos interesantes pero que aún continuaba fluyendo sin parar.

Hito como aquella vez cuando la posibilidad de escapar de aquel castillo de hierro le fue arrebatada sin aviso y despertó desorientada en un lugar completamente diferente a su antiguo hogar, allá en el centro del mundo del reino de las hadas, allá donde una de sus mas grandes experiencias terribles comenzó. Lugar que, a pesar de haberle causado mucho dolor, reafirmo y sello con lagrimas el inequívoco amor que había encontrado.

Allá en aquel lugar de armas, completamente distinto a sus mundos conocidos, un lugar árido y tosco donde la persona que más ama se aventuro una vez más, solo, a proteger a todos. Y aunque en ese momento un sentimiento similar a la decepción se posó momentáneamente en su corazón, lo pudo dejar ir rápidamente porque comprendía todo, comprendía el miedo y la desesperación que podían mover a su novio a tomar decisiones un poco problemáticas. Pero a pesar de todo ella estuvo ahí donde por un momento solo fue ella, esperando pacientemente para que la situación se transformara a ellos... a ellos dos precisamente.

Allá en otro hito, ese tan especial y doloroso, tan hermoso y sangrante. Una situación que atesoraba en su corazón por siempre y en la cual Kirito siempre estuvo ahí, ofreciéndole su hombro para llorar escondidos de todos detrás de un gran árbol en aquel lugar donde se le mostraban respeto a la que fue la gran "Espada Absoluta". Ahí, cuando ella ya no pudo más y la única persona que pudo notarlo fue aquel serio y delgado muchacho, que la saco del cuarto memorial y la dejo descargar todo su dolor transformados en sal y quejidos. Nunca había sentido tanto el apoyo de una persona como en esos momentos, nunca su corazón se había sentido tan bien a pesar de estar sufriendo un gran dolor.

Si había un Kirito para ella cada vez que una espada la atravesaba, no le importaría, porque sus heridas serian curadas con el más puro amor de ese al que le ha entregado su cuerpo y alma.

Y su eternidad.

Como allá en las tierras de Underworld, donde peleó hasta el ultimo aliento, hasta la ultima gota de su sangre, donde tuvo que proteger contra fuerzas agresivas al ser que más amaba. Y que gloriosamente resultó en felicidad, dejándoles un espacio de eternos años prósperos, viendo florecer la semilla que ese reino era. Fue su momento de curar el corazón del espadachín, él era fuerte, valiente, tenaz y un gran líder, pero ella sabía cuánto su corazón lloraba día tras día, segundo tras segundo, ella mejor que nadie conocía el terrible dolor de perder a alguien que se volvió tan especial en la vida, sabía que ni, aunque pasaran dos eternidades podría superar ese hueco de tristeza. Pero también tenía muy presente de lo poderoso que era el amor entre los dos y que, con el tiempo, así como él le había hecho más llevadero su dolor él transformaría el propio en recuerdos hermosos que atesorar.

Al parecer se había logrado porque ahora ya no veía el vacío melancólico en sus ojos, más bien un brillo emocionado y curioso, ese mismo que tenía cuando descubría algo nuevo en el castillo de acero.

Y quizás era la sensación expectante de la nueva aventura que estaban cruzando en ese nuevo mundo lleno de misterios y enemigos lo que lo tenía tan vivo. Kirito estaba creciendo, en ese cumpleaños se clausuraba un año de experiencias adquiridas, logros conseguidos junto a un futuro intrincado.

Kirito estaba creciendo y ella, ella estaba creciendo junto a él.

Crecerían juntos, durante esta vida y las demás.

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Cortito, sin diálogos y con mis lágrimas.

En lo personal, la realización de que el futuro es inevitable, de que comenzamos algo para llegar a un fin me pone muy triste y nerviosa. Imaginen mi nivel de histeria cada vez que me pongo a repasar todos los años que llevo adorando a SAO y que el hecho de cuando este llegue a su fin, una etapa muy importante de mi vida habrá terminado me pone de los nervios, mandándome a un viaje astral :(

En fin, fuera de pleitos existenciales... este es para mí, el último fic de la week y lo acabo de decidir mientras editaba esta nota. El Fic correspondiente al ultimo día era un one-shot, pero que con el tiempo que pase sin internet me lo pensé mucho mejor y decidí que quería profundizarlo mucho más allá de un solo cap, la idea me gusta mucho y para reorganizarlo mejor decidí retirarlo del octavo día y dejarlo así, sin nada, para subirlo después uwu.

So, espero que todos hayan disfrutado grandemente la week y podría tirarme ochocientas líneas describiendo que es SAO y el kiriasu para mí, pero prefiero que los hechos lo cuenten, así que en un par de horas mi aporte con el nuevo evento de SAOFickers será publicado ¡yei! Espero hoy no quedarme a medias.

Espero que les hayan gustado los tres fic de esta maratón loca y nos vemos al rato!

Saludos!

Kuronojinsei 

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