Me dolía todo el cuerpo, mi visión estaba borrosa por la sangre que cubría mi rostro, estaba muy cansada, nos habían tendido una maldita emboscada; con más fuerza de la debida, abalancé mi espada contra el cuello del soldado enemigo, haciendo rodar su cabeza.
No podía continuar a este ritmo, la herida en mi abdomen me estaba haciendo perder demasiada sangre y la de mi frente me mantenía aturdida, con la vista nublada. Traté de divisar a mi pequeño pelotón de los quince que éramos, pero sólo logré distinguir a seis.
Esto era muy malo, debía tratar de crear una retirada; con mucha dificultad me acerqué a mi segunda al mando, para tratar de reagruparnos y lograr salir con vida.
— Capitana Scorpia, es momento de una retirada, agrupense los que aún quedamos en pie, más de alguno debe regresar con vida he informar a la Emperadora que Cloud fue atacado hasta las cenizas por esos malditos —Di claramente mi orden, con una voz autoritaria.
— Como ordene, mi comandante —Respondió con firmeza, aunque se notaba lo cansada que estaba como yo.
Limpie con mi mano la sangre en mis ojos y como un pequeño destello de esperanza, pude divisar al oficial al mando del ejército enemigo, ellos ya no eran muchos, unos veinticinco soldados, pero aún nos superan por mucho. Tomé mi espada y aún con dificultad, corrí para tratar de clavar mi espada en su espalda, un estúpido soldado se atravesó en mi camino, el infeliz vio su fin en un parpadeo, siendo atravesado en el pecho. Con una patada saque mi espada del cuerpo inerte. Me continúe acercando al oficial, y con un corte limpio, la cabeza del bastardo rodó por el suelo.
Sentí una gran alegría al ver caer el cuerpo sin vida, me agaché y tomé la cabeza por el cabello. De repente entre tanto polvo y sangre, todo se detuvo, los soldados enemigos que ahora se habían reducido a quince, quedaron pasmados al ver caer a su líder.
— Bien basuras —Hablé con voz fuerte y firme, disimulando que apenas me podía mantener en pie, con completo orgullo y arrogancia les mostré la cabeza en mi mano derecha—, ríndanse ahora y dejen sus armas, o prepárense a enfrentar el mismo destino, aún les puedo mostrar piedad —Amenacé con burla, mostrando mis colmillos inusualmente grande en una sonrisa.
Sin dudarlo, todos se arrodillaron ante mí, lanzando sus armas lejos de ellos. Mis pocos soldados en pie se acercaron para atar a los prisioneros.
— ¿Comandante? —Escuché la voz de mi segunda al mando.
— Matenlos a todos, sólo deja a ese rubio, quiero que le saque información —Ordené, por fin mostrando un semblante muy cansada.
Caminé viendo a mi escuadrón, sólo éramos quince y ahora sólo somos seis. Estaba furiosa, este era un pueblo recién adquirido, fue absorbido por el Imperio de Eternia sin violencia, ellos habían pedido ayuda y en una misión diplomática decidí venir para ver la nueva adquisición. Pero ahora sólo hay cenizas. Esos malditos no tuvieron piedad, no dejaron con vida ni a un bebé.
A lo lejos escucho los gritos de los soldados mientras pedían piedad. Sí, como no, malditas basuras, todos somos guerreros pero jamás mataría a un niño o una mujer embarazada, sé las consecuencias de la guerra, pero esto es una abominación.
Me senté en unos escombros para descansar, podía sentir la sangre seca en mi rostro y la herida en mi abdomen pesarme como el infierno, cerré los ojos hasta que sentí que había alguien frente a mí.
— Comandante, sus órdenes han sido cumplidas como lo pidió… respecto a las bajas, perdimos ocho hombres, las provisiones para Cloud no se perdieron, están casi intactas, nuestros caballos están bien, pero los burros, cinco de ellos están heridos ¿Cuáles son las próximas acciones?
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Inexorable
AdventureHay ocasiones en que las cosas son inevitables: la guerra, amor, muerte. Así suele ser el destino inexorable.