El destino caprichoso en silencio susurra su próxima voluntad.
Todos los guerreros alzan su mirada, suspiran,
y se levantan una ves más junto al sol y a su ciudad.
Dispuestos a luchar contra la adversidad,
Curandose en un instante fugaz de su última tempestad.
Todo se aclara con el silencio, cuando nuestro ser nos comunica lo que consumen nuestros sueños.
La desicion del último segundo de la que somos dueños,
Nos dice que abramos los ojos y observemos, el último anhelo que arde en los cielos,
¡que no descansemos! para que no nos congelemos.
En nuestros corazones encontrar esa chispa traviesa, la que permenace a pesar del eclipse,
la que aún brilla a pesar de haber caído al vórtice.
De pronto renace la llama, nos incendia, nos completa y así abanzamos.
Cuando a pesar de todo, sabemos que aún nos amamos.