Oh dulce navidad, villancicos, comida, frío, alegrías por doquier y muchos muchos regalos que te hacían ansiar la llegada del rechoncho señor bigotudo con traje rojo.
Para Park Jimin ésta era una de sus festividades preferidas, pues, al ser el menor de 4 hermanos, esto lo convertía en foco de abrazos y regalos por donde pasara.
La noche del 24 de diciembre transcurría con normalidad, la familia Park cenó y compartió un gran banquete digno de reyes, todos quedaron agotados y subieron a sus alcobas para así esperar la llegada del chistoso barba blanca.
Todos menos un pelirosa de 18 años que descansaba en el cómodo sillón de piel roja, rodeado de sabanas y cojines que le otorgaban calor y un "escondite". Pues Jimin estaba decidido a descubrir quién era ese que se encargaba de dejar regalos y que el año pasado no dejó uno para él.
Oh estaba muy enojado, tanto que decidió darle caza y reclamarle al señor por no traer sus preciados patines y en lugar de eso dejarle carbón. Y es que al chico le gustaban mucho las travesuras. Pero para él era algo normal, algo sin ningún tipo de maldad, aunque la última que realizo causo que su hermana Soyeon le dijera "adiós" a su ceja izquierda.Tan perdido estaba en sus pensamientos que terminó por quedar dormido en medio de su capullo de mantas y cojines. La chimenea quedando a su izquierda y la oscuridad reinando en la sala de estar, ésta era interrumpida por las pequeñas luces provenientes del árbol navideño.
Al otro lado de la ciudad, surcando los cielos, se encontraba un gran ataúd color escarlata siendo jalado por siete renos cadavéricos y comandado por un pelinegro delgado vistiendo un traje rojo pegado a su cuerpo y una gran barba blanca falsa colgando a lo largo de su mentón.
—Oh Zero! No es maravilloso todo aquí! —anima al canino fantasmal que se encontraba a su derecha.
Jubilo describía su cara y las hebras de su espeso cabello negro se arremolinaban en sus ojos. Toda su atención se dirigió a una casa que destacaba de las demás por su decoración. Atraído por ella decide bajar a hacer su próxima entrega.
—Mira todas éstas estrellas de colores! —exclama al aterrizar en el techo de la casa—. Los humanos son muy ingeniosos —murmura agachándose y tocando los focos navideños que cuelgan de la casa.
Su pequeño perro fantasmal se aventura a bajar por la chimenea ignorando lo que alababa su dueño. Fascinado por las luces de la vivienda decide llevar consigo una bolsa con sus mejores obsequios para quienes sean los creadores de semejante demostración. Y sin más que decir y con una enorme sonrisa, baja por la chimenea impulsado por un salto.
Jimin para ese entonces se encontraba desparramado por el sillón, su brazo y pierna izquierda bajaban de éste y su brazo derecho se encontraba doblado sobre su frente.
Un constante tintineo lo despierta poco a poco, abre sus ojos acostumbrándose a la oscuridad y bosteza perezosamente.
—Pero que hora es? —se pregunta sentándose y rascando su cabello.
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Nightmare game O.S
FantasyEn noche buena Park Jimin fue visitado por un extraño Santa Claus, tanta fue su emoción que decidió seguir al extraño hasta verlo perderse por una puerta en el bosque... Pero, que pasa cuando decide adentrarse al mundo del monstruo? Podrá seguir el...