Extracurricular

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En una pequeña cafetería, no muy alejada del centro de la ciudad, Francisco Burgos se encontraba tecleando en su celular, de manera algo apresurada, un mensaje para su amigo Manuel. Realmente necesitaba hacerle saber que quizás no podría encontrarse con él a la hora acordada porque estaba en una situación un poco difícil de zafarse.

Porque enfrente de él se encontraba su ex profesor de estadística y probabilidad, Miguel Prado, sonriéndole con café en mano tres años después de su embarazoso episodio (cuando se le ocurrió la "brillante" idea de pedir por puntos extras y terminó insinuandose sin querer). Todavía tiene presente que, tras el rechazo y bochorno vivido, en su mente la mejor solución fue reducir drásticamente cualquier interacción con el profesor fuera del aula durante el resto de ese año. Después de eso, por cuestiones de horarios y materias, no se habían vuelto a ver en lo que restó de su carrera.

...Hasta el día de hoy.

Francisco había mirado con confusión una taza siendo depositada al otro extremo de la mesa de dos plazas en la que había tomado asiento para matar un poco de tiempo antes de encontrarse con su amigo. Usualmente no tenía problema en ceder el puesto desocupado cuando el local en cuestión se encontraba lleno, pero la cafetería estaba relativamente vacía.

Despegó su vista de su celular y levantó la mirada para encontrarse con un par de ojos marrones que le miraban divertidos. Inmediatamente reconoció el mismo gesto que presenció tres años atrás en el cubículo localizado en el ala de los profesores de la universidad.

"Joven Burgos", comentó el mayor de cabellos oscuros jalando la silla para tomar asiento, "Que sorpresa encontrarle después de tanto"

"¿Profe Prado?", tuvo que recordarse que estaba en un lugar público para no subir la voz.

"¡El mismo! Pero puedes llamarme Miguel", respondió entre risas el peruano. "Después de todo ya no eres mi alumno ni estudiante. Felicidades por tu graduación."

"Gracias", rió para disipar su nerviosismo mientras tomaba un poco del chai latte que había ordenado, "... Realmente ha pasado full..."

Sí, tres años. TRES AÑOS, le gritó su cerebro. Tres años después de tu bochornoso error, resaltó. Y, lo peor del caso es que su pro..., no, su ex profesor seguía igual de atractivo.

¡Ay, esto no podía estarle pasando!

"Sí sí", continuó la plática Miguel mientras tomaba un sorbo de su bebida. "Por cierto..."

"¿Hmm?", Pancho decidió actuar como si no recordara nada y, para no mostrarse irrespetuoso, tomó un sorbo de su bebida. Después de todo, nadie quita que quizás Miguel también lo haya olvidado

"Me preguntaba si aquella propuesta está todavía de pie", agregó el peruano con una súbita confianza; cambiando su tono a uno más pícaro y juguetón. "Aunque creo que lo de los puntos extras será difícil de otorgar", agregó con una sonrisa que le iluminaba los ojos.

El hecho que Francisco no se hubiera ahogado con su bebida fue un milagro en sí.

"Oh", escuchó el ecuatoriano mientras se recuperaba, "Si realmente te incom-", Miguel calló cuando el joven adulto le detuvo levantando su mano indicando que le diera tiempo de recuperarse de su ataque de tos.

"N-No. E-está bien". Una vez calmado y recuperado su aire, Francisco continuó; ahora portando un leve sonrojo. "No me molesta.."

"¿En serio?", a lo cual Francisco asintió.

Se disculpó nuevamente con su amigo por no llegar a tiempo para poder acompañarlo y ser su consejero al elegir un par de prendas nuevas para la cita que tendría con el ex capitán de fútbol de su alma mater pero tenía que coordinar sus días con Miguel para una futura cita.

Después de todo, no siempre se encontraba uno con una oportunidad tan inesperada.

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