Capitulo 1 - Plasmando Pensamientos en Papel

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Soy Alexander, un irreverente y desadaptado chico de dieciocho años, que no espera nada de esta vida, ya que solo logra decepcionarme.

No suelo tener muchos amigos gracias a mi apariencia poco convencional, actitud poco sociable y algo depresiva, me gusta vestir de negro, escuchar rock, tocar el bajo y escuchar a bandas como Panic! at the disco y My Chemical Romance, por lo que suelen tildarme de raro en todos lados, pero realmente pienso que no vivo para complacer a los demás y no me importa.

Actualmente voy en ultimo año de escuela y trabajo medio tiempo atendiendo una librería para costear mis caprichos, sólo me preocupa ganar dinero rápido y he dicho que no me interesa ir a la universidad, lo que me ha generado múltiples problemas con mi familia. Me cuesta confiar en las personas y hablar sobre mis asuntos personales, por lo que todo lo que siento comenzaré a escribirlo aquí en estas páginas.

Las cosas a veces no son lo que parecen, a veces incluso tienden a ser absolutamente contrarias a lo que se perciben, sinceramente pienso que no he hecho las cosas bien o tal vez Allison mi novia no me entiende. He pensado bastante en ella y en lo que tenemos desde hace un año, pero con la discusión de hoy he llegado a la conclusión de que lo nuestro no está funcionando y talvez sea necesario replantearme la relación.
Creo que al ser joven creo no puedo privarme de estar con más personas, me cuesta ser fiel.
Todo el mundo comete errores lo sé, pero ¿será sano el amor mientras daña? necesito sentarme junto al mar y pensar, o bien dar reiteradas caminatas por el vecindario, el cual es mi cotidiano modo de despejarme en momentos como este, mientras en mi cabeza se repetía un solo nombre ''Allison'', ambos eramos dependientes emocionales y me costaba decidirme cortar con ella, talvez por costumbre.

Salí de mi casa con la mirada hacia el suelo y me dirigí hacia el almacén para comprar una barra de chocolate, ya que alguna vez escuché a mi abuela decir que este mejoraba el humor. En estos momentos necesitaba eso, algo de buen humor y dormir, dormir hasta que ya no hubiesen problemas atormentándome, lo que era mi mejor escapatoria.

Hoy en día habían solo un par de cosas que me hacían sentir bien, como el hecho de que hace un par de semanas conocí a un chico que es mi nuevo mejor amigo, el de la mudanza y ahora vive justo alfrente de mi casa. Existen muchas similitudes entre él y yo aparte de nuestra apariencia, compartimos gustos musicales, anécdotas y experiencias, creo que hemos vivido situaciones algo parecidas a lo largo de nuestra corta vida.
Su nombre es Oliver, tiene diecinueve años recién cumplidos hace algunos días, su cuerpo es delgado y de gran estatura, cabello negro y unos exoticos ojos verdes grisaseos que suele delinear, sobre todo a los panoramas que incluye salir con su grupo de amigos de siempre, ya que en su casa sus padres y hermanos suelen criticar sus preferencias.

Ya se había hecho costumbre el salir a menudo, bastaron unos días para inspirarme repentina confianza e incluirlo en mi vida, admirable era que una persona como él pudiese soportar a una como yo, poseía una mirada distinta al resto de la gente, proyectaba honestidad en todos sus actos.
Hoy me dijo que le parezco exclente persona y que no debía sufrir por Allison, haciendome entender de cierta manera que ella no me merecía, lo que logró cambiar completamente mi visión acerca de las cosas.

No era un amigo como cualquier otro, lo pasabamos tan bien, que antes de dormir estas últimas semanas había comenzado a formular preguntas en mi cabeza, ¿Con Oliver seriamos amigos para toda la vida?, ¿Dudaría nuestro vinculo tanto tiempo? Más vale que no se encuentre novia si no lo perderé y ya no tendría tiempo para mi. Cielos, como nunca había pensado en el futuro, ya que siempre me enfocaba en vivir en el momento, ya que no le temía a morir, de hecho en ocasiones lo deseaba, muchas veces necesitaba escapar de mi propia y miserable realidad.

******

El reloj marcaba las dos de la madrugada, cuando bajo la oscuridad de las calles y el hielo abrasador de la noche, con Oliver veniamos caminando de regreso a casa.
La fiesta en casa de mi amigo Javier había llegado a su fin y simplemente era hora de reponer energías, ya que simplemente el alcohol estaba mostrando sus efectos.
En tanto Oliver se detuvo en una plaza aledaña, corrió y se arrojó al pasto, como gustaba hacer ese tipo de tonterías. Bostezó estirando los brazos, evidentemente se veía algo cansado.

- Sal de allí. ¿No ves que han regado el pasto? - Advertí.

- Solo si me ayudas, si no me quedo aquí hasta mañana... - Comentó haciendo piruetas, esbozando una sonrisa en su rostro, pareciera que no le importaba en lo absoluto mojar su ropa.

Estiré la mano para coger la suya, ayudarlo a ponerse de pie y sacarlo del pasto mojado, pero este me atrajo hacia si, me hizo tropezar y caí al pasto junto a él. Intenté un par de veces levantarme, pero este insistía en retenerme allí, presionando mi cuerpo al lanzarse sobre mi. Reímos. Hasta esa parte me causo gracia, pero luego de eso me comencé a preocupar, ya que el asunto tomaba otro color, esto se ponía serio.
Oliver como nunca empezó a acercarse demasiado, para continuar acariciando mi cabello y besarme en el cuello. Me estremecí y el se dió cuenta de aquello.

- ¿Qué estás haciendo? - Susurré atemorizado con la respiración agitada, tomando inmediatamente distancia de él.

- ¿Estás nervioso? - Preguntó clavando su mirada directamente hacia mis pupilas.

- Un poco, esto es extraño, me siento ¿Incómodo? - Tartamudeé.

- Me gustas - Declaró para luego soltar un suspiro. Insistió en aproximarse a mi, acariciandome el rostro, haciendo rozar suavemente sus boca con la mia, situación que me originó un inevitable escalofríos.

- Ya, déjame - Dije nervioso, esquivando su mirada, tratando de fijar mi vista en un solo punto, como si pudiese procesar más rapido su confesión, observando la rama del árbol.

Tomó mi rostro entre sus manos para luego acercar lentamente sus labios con los míos y besarme de forma cuidadosa. Como primera reacción pensé en tomar distancia, pero finalmente le respondí, solo porque después de todo no sabía mal y no era tan diferente que besarme con una chica, cosa que solía hacer en las fiestas, casi todos los fines de semana por diversión y sin importar que tuviese novia.

Asi es que podría decirse que la curiosidad me obligó a ceder ante él, fué un contacto dulce y sus labios eran muy suaves, tanto que comenzaba a provocarme una sensación casi adictiva, el realmente sabía besar.
Al separar nuestros labios luego de algunos minutos, mi amigo sonreía satisfecho, mientras yo solo atiné a cubrirme el rostro con las manos y soltar una risotada.
Debo admitir que desde el primer momento supe que algo me sucedía con Oliver, no podía verlo como al resto de mis amigos, cosa que nunca pude entender antes.

- ¡Te sonrojaste Alex! - Rió y que se diera cuenta de aquello me hizo incrementar el calor hacia mi cabeza. Me abrazó y apoyó su cabeza en mi cuello.

En fracción de segundos supe que algo debía hacer. Recorrí con mis dedos temblorosos el rostro de Oliver, dandome el tiempo de observar de cerca y con dedicación sus ojos almendrados, también cada una de sus facciones, al mirar su boca tragué saliva. Sentí la necesidad de sentir todo eso nuevamente, pude notar como el placer me hacía desearlo aún más.
No perdí oportunidad y tomé la iniciativa esta vez besándolo timidamente, acto al que él respondió con confianza y algo de erotismo, mientras nuestras lenguas paseaban libres, encontrabamos inmediatamente el ritmo de cada uno en el otro.
Podía percatarme como mi grado de incomodidad disminuía, mejor dicho peligrosamente casi desaparecía, tanto así que no sentí la necesidad de abrir los ojos, en ningún momento, dedicándome solo a sentir.

Luego de separarnos, cosa que yo hice debido a mis latidos acelerados, no encontré otra mejor cosa que hacer que abalanzarme a abrazar a mi amigo, ya que ahora me avergonzaba mirarlo a los ojos. En tanto él procedió a acariciar mi cabello en la zona de la nuca con la yemas de sus dedos, mientras yo podía sentir el aroma de su perfume varonil, lo que me agradaba y me hacía sentir muy confundido respecto a mi mismo. Tragué saliva notoriamente, no encontraba respuesta a lo que estaba ocurriendo ni porqué me sentía así de extraño.

No creo tener dudas sobre mi sexualidad, de hecho me encantan las mujeres, pero esto realmente había marcado un antes y un después en mi vida. Pero me asustaba pensar que esto estaba mal y probablemente mis padres me odiaría si supiesen, por lo que miles de pensamientos de este tipo me inundaron. Intenté buscar paz observando el cielo plagado de estrellas por doquier, sin despegarme de su abrazo.

Debía hacer algo antes de que mi cabeza se trasformara en un caos total, por mi bien debía evitar pensar ese tipo de tonterías, tengo novia y esto fue claramente un error.
Aunque sabía no quería separarme de mi mejor amigo, no iba a olvidar ese momento, en el fondo solo quería volver a tenerlo cerca de mi, tan cerca como pudiera.

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⏰ Última actualización: Oct 26, 2020 ⏰

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El Diario De Alex (Novela Juvenil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora