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Dos semanas estuvieron Zero y Kaname sin saber nada del otro, hasta que por azahares del destino se encontraron en la radioemisora del pueblo, sus padres serían entrevistados y debían acudir con sus hijos, por lo que a los hombres no les quedó otra alternativa que llevarlos.

En un comienzo los cuatro junto a dos locutores estaban en una sala y mientras los hombres hablaban de política, los chicos se miraban con tanto amor que no paso desapercibido por el locutor mayor.

- ¿Ustedes son amigos? - preguntó a los chicos

- Somos compañeros de escuela - dice Zero

- ¿Qué opinan de la candidatura de sus padres? -

Ambos chicos se miraron, no sabían que decir, pero lo más probable es que si decían la verdad a ninguno de los dos candidatos les gustarían sus comentarios.

- Creo que ellos, sólo están buscando ayudar a este pueblo - dice Kaname - Espero que gane quien gane estás elecciones, sea capaz de llevar a San Damián hacia adelante, que sea capaz de ayudar a los que más lo necesitan -

- Sí, estoy de acuerdo y lo más importante es que el perdedor también contribuya al crecimiento político y económico de San Damián - dice Zero

Luego de varias preguntas más a los candidatos el locutor anuncio comerciales, momento que aprovecharon los chicos para salir de la sala.

- Quiero ir al baño - Dice Kaname

- Quiero agua, papá ¿Puedo ir a comprar algo? - pregunta Zero

El hombre estaba receloso, no quería que su hijo estuviera a solas con Kaname, pero ante las palabras de las personas de la estación de radio, lo dejó ir.

Zero fue el primero en entrar en uno de los baños, a los pocos segundos Kaname lo siguió.

- Te extrañaba tanto - Dice Kaname al momento que cerraba la puerta con seguro

- Y yo a ti - dice el peliplateado tirándose a los brazos de su amante

- Creí que no podría contenerme al verte tan cerca mío y no poder tocarte -

- Ahora no tienes que contenerte - dice Zero acercando sus labios a los del castaño

Tras muchos dulces besos Kaname miró a Zero con algo de preocupación.

- Estás pálido y más delgado - dice Kaname

- Estoy a dieta - miente Zero

- Dieta ¿Pero por qué? -

- En casa subí de peso y no quería verme gordo, por eso comencé una dieta, pero si dices que estoy delgado y no te gustó la dejaré -

- Nunca dejaras de gustarme así seas gordito como un cerdito o flaquito como un tallarín. Pero no hagas dieta, no quiero que enfermes -

- Está bien, la dejaré - dice Zero abrazando fuertemente a Kaname

Tras más besos y cariños Zero se separó de Kaname.

- Está noche te estaré esperando en la cabaña -

- Estaré allí a medianoche -

- Entonces volvamos con nuestros padres, no quiero que sospechen nada - dice Zero

A eso de las diez de la noche Zero llegó a la cabaña, comenzaba a hacer frío por lo que encendió la chimenea y espero pacientemente a Kaname.

Pasada la medianoche el castaño llegó al lugar de encuentro y lo halló dormido sobre una frazada al lado de la chimenea.

- Zero, amor te enfermaras durmiendo allí - dice Kaname al momento que besaba su frente

- Hola, pensé que no podrías venir - dice el más bajo sujetándose del cuello de Kaname

- Tontito, nunca te dejaría esperando -

- Por eso te amo tanto -

Esa noche fue muy especial para los dos, se armaron como no habían podido hacerlo la primera vez, está vez ya tenían un poquito más de experiencia, por lo que sus cuerpos de acoplarón a la perfección.

A la mañana siguiente Zero no se sintió bien, pero no quería preocupar a Kaname, por lo que haciendo uso de toda su voluntad fingió estar bien hasta llegar a su casa, en cuanto cruzó la puerta se desplomó al suelo.

Fue llevado de urgencia al hospital, su corazón nuevamente la había hecho una mala jugada y fue sometido a una intervención quirúrgica de urgencia.

Al día siguiente Kaname se enteró de las novedades, Kaito le contó que Zero había tenido una nueva cirugía al corazón y al parecer la culpa había sido un esfuerzo extra para su delicado cuerpo.

- ¿Puedo pasar? - pregunta Juuri a su hijo

- Sí, pase, mamá - responde el joven limpiando sus lágrimas

- ¿Puedo saber porque lloras? - dice la mujer sentándose en la cama junto a su hijo

- Zero está en el hospital por mi culpa -

- No creo que tú seas el culpable, tu sabes que Zero tiene un delicado estado de salud, además tú lo quieres mucho, estoy segura que no le harías daño -

- Mamá, le hice algo horrible - dice Kaname mirando a su madre a los ojos, necesitaba desahogar su angustia - Mamá, lo hice con Zero y su corazón no lo resistió -

Juuri se quedó sin palabras ¿Qué era eso de lo hice con Zero? Su hijo era un jovencito de 16 años, era imposible o no.

- No me dirás nada, mamá -

- ¿Qué hiciste con Zero? - pregunta dudosa

- El amor - responde agachando la cabeza

- Eso...eso no puede ser. Ustedes son... -

- Sabes que estoy enamorado de él, pero ahora estoy aterrado ¿Qué pasará su Zero muere por lo que le hice? -

- Él lo consintió -

- ¡Mamá! No lo forcé. No soy un violador -

- Lo sé, lo sé, perdón. Esto me dejó un poco descolocada -

- Mamá, ayudame, no sé qué hacer -

- Nada puedes hacer, solamente confiar en Zero y en Dios. Él los amparará a ambos -

La mujer solo pudo estrechar fuertemente a su hijo entre sus brazos, ya tendría tiempo ella de procesar todo lo que Kaname le había dicho, ahora lo más importante era que su hijo estuviera bien.

A los pocos días Zero recuperaba la conciencia nuevamente, justamente en el momento que su madre recibía el informe médico, por lo que Zero escucho absolutamente todo, aunque fingió seguir dormido. No quería angustiar aun más a su madre.

Al salir del hospital y gracias a unas nuevas medicinas Zero se sentía mejor y no dudó en citarse con Kaname en la cabaña. Tenía una propuesta para el castaño

Kaname y ZeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora