Único Capítulo

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Salem, 31 de octubre de año 1997.

Voy por los caminos llenos de hojas naranjas de los árboles, con mi mochila ligeramente pesada por los libros e irritado por la tardanza de mi novio.

—¡Louis para! ¡Me retrase solo unos minutos!

—Que te den Harry, ya van dos veces que me haces esto.

—Perdóname, me quede hasta tarde arreglando el disfraz que me rompió el gato roñoso de mi mamá —Molesto acepto que me abrace y me de los buenos días.

—Te aviso, que te de un beso no significa que estés perdonado, vas a tener que darme muchos caramelos si quieres que no siga así hasta la eternidad.

—¿No te han dicho que eres un dramático? Igual no voy a poder salir a buscar dulces, es la fiesta de disfraces de Patty. ¿No piensas ir? —Exclama abrazado a mis hombros.

—Ya sabes que no, acuérdate que mis papás son muy estrictos con que salga los días de brujas por la noche. Seguro piensan que voy a terminar alcoholizado en la plaza mayor del pueblo abrazando una vieja estatua de algún presidente de nombre difícil.

—O vas a terminar bailando conmigo y los chicos del salón en un sótano viejo, tomando a escondidas cerveza y compitiendo por el mejor disfraz. —Analizo aquella posible escena y me agrada. No podría divertirme más haciendo algo de lo cual solo trate de mover con pesadez el cuerpo.

—De igual forma, eso tienes que explicarles mis papás. La única actividad que hago en el día es llevar a Lottie vestida de alguna súper heroína a las casas del barrio para que vacíen sus caramelos en la calabaza de mi hermana.

Entramos al establecimiento y vemos como nuestros compañeros llevan disfraces, aunque el director haya prohibido hace años hacerlo. Tan solo en segundos nos cruzamos con un vampiro con sangre falsa que le sale del cuello, un hombre lobo desteñido en la parte del hocico y un hada madrina. Podría decirse que el espíritu está más fuerte con cada año que pasa.

Llego a mi salón y me despido de Harry, quien saluda enérgico a todos quienes llevan disfraz. El único atuendo que llevo yo es de alumno estresado por el inicio de clases, con ganas de unas buenas vacaciones y dormir por siempre.

El profesor de historia entra al aula y nos obliga a saludarlo como todos los días. Iniciando la una aburrida jornada y rutina escolar.

—Alumnos no será de sorpresa contarles que día es hoy, ¿no? —Bromea, pero todo el salón queda en un silencio incómodo —Como sabrán hoy es Halloween. El día de las brujas y los monstruos que se esconden en los rincones más oscuros de las ciudades donde toman venganza por su exilio y humillación, chupando sus cuellos y arrebatando sus almas.

La clase comienza a ponerse nerviosa por el enunciado que da el profesor Kit, él comprueba que logró su cometido y comienza a reír, aligerando el ambiente.

—Tranquilo chicos que ninguna alma va a ser arrebatada. Los monstruos no existen y las brujas fueron exterminadas hace muchos años. Ese proceso se llamó Macartismo, en los pueblos más pequeños se creía que ciertas mujeres, con características muy extrañas eran brujas. Por ejemplo: permanecer joven por varios años, atraer niños a sus hogares alejados de todo y tener un gato negro.

Rio para mi adentro, al saber tales ridículas razones para quemar mujeres en una hoguera. Es fácil notar que solo querían deshacerse mujeres que tenían una idea innovadora para la época.

—¿Profesor en el pueblo también hicieron quema de brujas? —Pregunta uno de los chicos de equipo de natación.

—En el pueblo si mataron brujas, Brad. Pero en Europa hacían hogueras y las quemaban vivas. En Estados Unidos, las ahorcaban enfrente del todo el mundo y dejaban sus cuerpos varios días ahí, como amenaza para otras brujas.

Vindicta Condena - One Shot Larry HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora