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—Te irás con ellos— era mamá, ni siquiera me veía

—¿Con ellos? — eran unos hombres vestidos de blanco, y tenían un auto blanco, era una ambulancia, o eso parecía, sé que en eso se llevan a las personas enfermas, pero yo estoy bien

—Pero no estoy enferma — le dije

—Lo estás, estas loca, no quiero que sigas aquí, ellos te arreglaran — ¿Estoy enferma? Pero lo sabría si lo estuviera; los hombres me tomaron con fuerza de los brazos

—¡No! ¡Mamá!, ¡No quiero, por favor, me portare bien! ¡Déjame quedarme contigo! ¡Mami, por favor! — los hombres me metieron a la fuerza en la ambulancia, estaba fría, golpeaba el cristal de la puerta para que me dejaran salir, no pude romperlo, el auto empezó a moverse y yo solo lloraba mientras veía mi casa alejarse

La vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora