Afuera, el clima estaba helando. Los chorros de agua caían por doquier, mojando a cualquiera que se encontrará fuera de su hogar.
Diana, por su parte atendía a su madre quien había enfermado.
-Diana. -llamo su madre con la voz ronca.
-¿Qué sucede? -pregunto preocupada la castaña.
-No creo que esto mejoré, tal vez en un par de días muera...
-No digas eso, vas a estar bien. -le corto ante el comentario que hirió a su esperanza-. El doctor lo dijo.
-Hija, no, yo quiero que encuentres a alguien, porque... -suspiro entre cerrando sus ojos-. Tu...
-Mamá. -llamo preocupada al notar que los ojos de su madre se habían cerrado-. Si es una broma, ni se te ocurra. -rogó.
Ese mismo día, murió la madre de Diana, Jessica.
Por otro lado, andaba un chico en medio de la lluvia, vagando cabizbajo por las calles. Eithan Smith era su nombre. Tenía 19 años; sus padres habían muerto decapitados por orden de Napoleón Bonaparte, desde entonces vivía con un pariente en una pequeña casa, aunque Michelle, la mayoría del tiempo estaba en su trabajo con los burgueses.
El hecho de estar sólo le daba terror, por eso prefería salir, a ver a la gente pasar, admirar las pequeñas cosas de la vida que mucha gente no lograba apreciar.
Paso frente a la casa de los Miller; el señor Anthony Miller era un burgués, estaba a favor de la nueva tecnología, estaba casado con Jessica Miller y tenían una hija llamada Diana. Se detuvo unos segundos a ver la gran casa, hasta que la puerta de caoba se abrió y el castaño siguió su camino sin rumbo.
Diana abrió la puerta, dejándola sentir el frío por la torrencial lluvia, necesitaba buscar a su tía, para decirle que su madre había muerto sin embargo algo le llamo la atención, algo que pudo ver a través de sus lágrimas y la lluvia, era un chico, instintivamente empezó a gritar.
-¡Oye, ven aquí! ¡Morirás de frío!
Eithan le ignoro, tal vez le haría algo, la gente siempre hacia las cosas con alguna intención.
-¡Por favor! ¡Ven!
El chico volteo, dejándola ver el rostro del castaño, tenía las facciones suaves pero frías, sus ojos eran mieles, la nariz algo fina y unos finos labios. Lo miro poco tiempo, pero cuando sus ojos se encontraron, sintió que el corazón se le saldría del pecho, tuvo la sensación de una gran conexión con aquel extraño; una sensación invadió su cuerpo, dándole la necesidad de correr hacia el, pero las piernas no le respondían.
Eithan se sentía noqueado, nunca había visto a la famosa "Diana Miller" en persona, sólo había oído hablar de ella. Era preciosa, tenía unos ojos marrón, como los de un tronco de roble, una cabellera castaña, algo clara, que parecía ser rubia, sus mejillas eran un tono melocotón y sus labios rosados tal cual pétalos de rosa. Al verse a los ojos, sintió algo inexplicable, como si tan sólo de verla, la conociera de toda la vida.
Se acerco a paso lento sin dejar de verla a los ojos.
-¿Qué haces en medio de la lluvia? -pregunto la castaña una vez que el castaño estaba frente a ella.
-Me gusta. -respondió.
-Lo sé, es preciosa «como tú» pero eso hará que te enfermes.
-No importa. -dijo encogiendose de hombros restandole importancia.
-No. Ven. -le toco el brazo-. ¿Tu casa esta lejos? -suspiro mientras formulaba la pregunta.
-Mucho.
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Almas gemelas
RomanceLas almas gemelas siempre estarán destinadas a estar juntas, en cualquier situación.