Mi caída

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¿Existe alguna manera de que alguien pueda quitarse una adicción? Si es así, me gustaría conocer ha quien ha realizado tal prodigio...

Conforme el tiempo avanzaba era innegable que la presencia de A-Yao era un bálsamo para mi alma. Todo comenzó con la fatídica caída de Yúnshēnbùzhīchù y mi autoexilio en bien de que sobreviviera el clan Lan.

Encontrarme con esa fuente inagotable de sonrisas que me reconfortaron e hicieron más llevadero mi calvario fue mi motivación principal para que hiciese todo lo posible por lograr una mejora en la vida de aquel joven que me inquietaba sobre manera.

Por algún tiempo lo vi como un prospecto de amistad, la batalla de Bùyèchéng me confirmó que no solo era una persona humilde que luchaba por salir adelante a pesar de las adversidades que la vida y el destino ponían en su camino si no que, era una gran estratega que podía lograr grandes cosas en la milicia.

Con la aparición de Jin GuangShan me quedó bastante claro que los problemas se avecinaban en contra de quien era ahora mi hermano jurado. Fueron incontables veces las que, a pesar de mi rechazo por la manera de ser y conducirse de su padre, pasaba la mayor parte del tiempo con A-Yao. En el fondo de mi ser esperaba que mi constante presencia le sirviera para apaciguar su espíritu que veía cada vez alejado de aquel que había conocido alguna vez.

Mentiría si dijera que no vi venir lo que se aproximaba. Era bastante obvia la importancia que le daba a A-Yao, no fueron pocas las veces en que conscientemente di preferencia a sus maneras de actuar a pesar de que quebrantaba mis propias reglas. La sola idea de estar en desacuerdo con él me causaba un enorme hueco en el corazón.

Con el pasar del tiempo fui cada vez más adentrándome en su manera de ver las cosas y, lo aceptaré, enamorándome más cada día de su presencia. Verlo junto a mi era mi mejor manera de comenzar el día y, tampoco negaré que ver su brillante rostro antes de dormir era lo que me hacía conciliar mejor el sueño. La muerte de Nie MingJue era algo que presentía desde tiempo atrás, en alguna ocasión tuve la fatídica mala suerte de escuchar una pequeña estrofa de la melodía que A-Yao tocaba para él. Las notas, aunque bastante parecidas, distaban de ser las correctas para claridad... di la media vuelta y salí de la habitación. Cuando llegó el momento en que lo enfrenté con lo que había descubierto, mis pensamientos se desviaron a si estaba dispuesto a perderlo; MingJue, como mínimo, lo encerraría en Bùjìng Shì hasta que sus días terminaran, sino es que lo asesinaba con un golpe de Baxia en el momento en que se enterara de lo sucedido.

No, mi mente no soportaría perder a A-Yao así que guardé silencio y pacientemente esperé hasta que el fatídico final llegó. Si bien me sentía triste por la partida de Nie MingJue, la aceptación y el consuelo de que la desviación de qi era inminente reconfortó mi dolor fraternal. Las cosas estuvieron tranquilas por un tiempo, mi estancia en Torre Koi era más continua que nunca, el fallecimiento de Jin GuangShan no fue una sorpresa y no tuve ni siquiera la sutileza para pronunciar palabras de confort por su partida, era una persona totalmente desagradable con A-Yao que merecía la muerte que tuvo.

Mi poca empatía, contraria a todas las enseñanzas que se me habían inculcado desde que tuve uso de razón y lo poco filial que era, debería haberme alertado de que algo no estaba bien conmigo, pero continué evitando hacer alguna introspección en favor de vivir los momentos agradables al lado de A-Yao, finalmente todo estaba justificado en mi mente. La vida continuó y como líder de secta, usé mi influencia para apoyar todos los deseos que salían de las manos y boca de Jin GuangYao, mi prioridad había cambiado de rumbo y era hacerlo feliz.

Nuestra relación solo pudo crecer con el tiempo, fueron muchas ocasiones en que rompí la regla de la hora de retirarme a dormir para continuar charlando con él. Fue inevitable que llegásemos a compartir el espacio de la cama producto del cansancio por las altas horas en que continuaban nuestras charlas del mundo del cultivo. Llegó el momento en que esa confianza fue tal que terminó sucediendo lo que añoraba y no me había atrevido a pedir. Mi felicidad estaba completa y me sentía el ser más dichoso cada vez que nuestros cuerpos se unían en la antigua danza de amor y deseo.

La noticia del matrimonio me tomó por completa sorpresa; lógicamente no estaba preparado para tal evento que alejaría de mi lado a quien amaba. La ira y furia que sentí eran arrebatadoras. Fue la primera vez que puse las manos sobre A-Yao con algo más que pasión y deseo. Las heridas y moretones en su cuerpo a la mañana siguiente dieron testimonio de la fuerza con que lo había sometido a mi. Podía soportar lo que fuera, que hiciera con quien quisiera lo que se le antojara, que se cobrara todo lo que considerara en derecho se le debía, que se acostara con quien le placiera, pero no podía dejarme, nunca lo haría.

La muerte de Qin Su fue un acontecimiento del que se hablaría por décadas dentro del mundo de la cultivación, un accidente fatal le sucedió en las inmediaciones de donde se estaba llevando a cabo una cacería nocturna, lamentablemente ni siquiera los esfuerzos del líder de GusuLan sirvieron para preservar su vida. Afortunadamente aquella insoportable mujer no hablaría de la mueca sarcástica y fría que mis ojos le brindaron en los últimos instantes de su existencia, cuando mi energía espiritual atacaba el dantian de su cuerpo haciendo estallar todos los minúsculos canales de energía en su interior. No había manera alguna en que permitiera que se llevara a A-Yao lejos de mi, y menos sabiendo que esperaba un hijo de él; la mejor opción era que desaparecieran del mundo conocido y continuáramos viviendo como si esa eventualidad nunca hubiera existido.

Mis constantes desapariciones de Yúnshēnbùzhīchù se hacían notar y era cuestión de tiempo en que los ancianos Lan quisieran tomar cartas en el asunto para obligarme a estar más en casa y menos con A-Yao, ¿realmente eran necesarios tantos ancianos...?

Enfermedades extrañas, curiosos ataques de energía resentida (para estos últimos fue inestimable la ayuda de ciertos pergaminos que A-Yao me suministró y debo de reconocer la enorme capacidad de Wei WuXian para haber logrado crear tan fabulosa manera de cultivo) fueron mermando los números del consejo de GusuLan hasta que solo quedaron Shufu y uno que otro personaje de menor importancia y cero relevancia en la toma de decisiones de la secta. WangJi continuaba recluido en el JingShi y mientras continuara así seguiría a salvo, no quería llegar al extremo de prescindir de la presencia de mi querido hermano menor.

Fue por una casualidad que una tarde me encontré de frente con un personaje muy peculiar, el pobre chico estaba en tristes condiciones y parecía que su cordura no era muy buena ya que me confundió con WangJi. Ahí me enteré de sus esfuerzos por tratar de traer a la vida el alma del antigua Patriarca Yiling para cobrar su venganza contra Jin GuangYao. Que no se diga que no era caritativo con las personas necesitadas, ayudé al pobre chico a preparar su ritual de transmigración, pero antes de que pronunciara las palabras finales, Shouyue perforó su corazón terminando de vaciar la sangre de sus venas en la matriz pobremente dibujada en el suelo polvoriento.

Salí de aquel cuartucho sintiéndome satisfecho y seguro de que A- Yao continuaría cerca de mí. Lo deseaba y anhelaba tanto que la cantidad de muertes para garantizar su seguridad eran mínimas y superfluas. Mis pasos se dirigieron de nuevo a Lanling Jin... mientras surcaba los cielos sobre Shouyue, no pude evitar pensar en que ya era el momento en que Jin Ling tomara el control de su propia secta y yo pudiera llevarme a A-Yao conmigo. Sabía que no era una tarea fácil... A-Yao estaba demasiado encariñado con el poder que había amasado a lo largo de casi una década... no iría conmigo de buena gana...

Cuando aterricé en Jīnlín Tái una decisión estaba tomada y la casita de gencianas en Yúnshēnbùzhīchùnunca me había parecido mas adecuada para la permanente estancia de alguien.

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