𝙿𝚊𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎 [MinChan]

One

Chan, un chico de los más guapos de ese pueblo, alguien que es demasiado frío para amar, pero también alguien demasiado cálido cuando amará.
Se permitía el gozo de vivir bebiendo de la gente, porque al igual que todos decían "comemos animales para alimentarnos", él seguía su cadena alimenticia para sobrevivir, conseguía un humano con el que podía satisfacerse sexualmente y también deleitarse con su sabor.

No siempre fue un "chupa sangre", antes él tenía una familia, amigos, humanidad, en resumen... Bang era alguien normal, pero que era para la gente ser normal, ser como todos querían que fuera? Él no quería eso, él quería destacar, ser alguien que nunca se arrepentiría de haber tomado las decisiones equivocadas, y así era, él jamás se había arrepentido de alguno de sus actos.
Aún recuerda cuando se convirtió en el monstruo que es, cuando aquella chica bonita entró por su ventana, mato a su familia y simplemente dejó vivir a Chan, con la promesa de que sería como ella, alguien que se alimentaría de los demás antes de que alguien se alimentara de él.

Así es como se encontraba ahora, en una cama con un chico que acababa de conocer cuyo nombre ni recuerda, se encontraba embistiéndolo pero no le proporcionaba nada, no hacia llegarle a lo que más deseaba y eso lo ponía enfadado, furioso, así que sin más saco sus filosos dientes a relucir y antes de que el chico pudiera gritar despavorido, los clavó en la tierna carne de su hombro.

- Dios, muchacho... si hubiera sabido que estabas tan rico como para alimentarme, me hubieras ahorrado el estúpido trabajo de tener que cogerte, entiendes?-

Rodó los ojos al ver el cadaver seco, de color gris y delgado en el suelo, con cuidado se levantó de la suave cama y sacó las sábanas, ya vería más tarde que hacer con ellas, pero no tenía otra opción que meterlas en esa dichosa lavadora que tanto odiaba, porque si no esas sábanas olerían a "oigan chicos, Bang Chan se lo ha follado y luego matado", y bueno... realmente así fue.
Cuando termino con las sábanas hasta cumplir con su debido trabajo, fue hasta el cadaver, lo metió en su linda chimenea y lo miro con repulsión.

- Realmente lindo ver como ardes... Creo que jamas volverás a violar a niños, bueno, desde luego que no porque ahora eres ceniza.-

Se había respondido a él mismo con esa obviedad de la situación.
Se levantó de donde estaba y agarró una linda chaqueta de cuero que solo se ponía cuando iba a tener una gran cena, cuando iba a tener a tres personas para si sólo en esa casa por mucho que se negaran. Miro el periódico, localizo rápido los edificios en los que esos dos asesinos y ladrones vivían, pero por desgracia no había una tercera persona en su lista.

- Mierda! Genial, a ver Chan, piensa.
Qué hace un vampiro guapo cuando no tiene ningún criminal bonito con el que darse un buen festín? A sí! Buscar un lindo inocente.-

Y bien a él no le gustaba matar a chicos que no tenían nada que ver en el mundo criminólogo, pero sí no tenia más remedio era obvio que lo iba a hacer.
Salió de esa casa vestido como un autentico hijo de puta, tiro su pelo hacia atrás y con su Ferrari de color negro comenzó a conducir a la ciudad donde encontraría a quien buscaba.