Te seguiré hasta el fin del mundo.

La chica de la mesa dos.

Un nuevo día había comenzado que mejor irse a levantar temprano, por una alarma muy desesperante, Akko Kagari  ese era su nombre una agente de la D.E.A  la cual hacia muy bien su servicio como una gran agente de la ley, con tan solo 23 años de edad era muy joven para un gran trabajo pesado, en su departamento tenia una gran colección de cuchillos y dos armas con muchas municiones a su disposición, estaba lista como agente a enfrentar grandes temores, perdidas, ver sangre así como también la muerte. 

Tenia una gran reputación ya que desde que Akko empezó a trabajar como agente de la D.E.A los crímenes, la mafia y los narcotraficantes han disminuida un gran porcentaje, y todo gracias a ella.

Sus padres se negaban a que su pequeña Akko estuviera en tanto peligro, pero lo aceptaban por la promesa que le hizo a ellos: ''Traer a Diana de regreso'' Esa era su misión y matar a Shigure.

Todo eso lo tenia muy bien pensado en su cabeza. Akko no pierdo mas el tiempo y se fue a cocinar unos deliciosos huevos revueltos con tocino acompañado de unos panecillos junto a una taza de café. Preparaba su comida con tanto amor como siempre lo hacia a pesar que ya no estaba Diana junto a ella. 

Aunque eso era así, a ella ya no le importaba lo que le pasaba en su vida diaria, se preocupaba mas por el bienestar de su familia, amigos y por su hermana mayor, Diana... Pero su propia vida ella no la valoraba simplemente estaba hay para cumplir esa promesa aunque muriera en el intento.

Su desayuno ya estaba listo, por lo que saco un plato con una taza y su tenedor y se dispuso a comer, probando saboreando cada bocado que le daba a su plato, el sabor era tan delicioso, fue lo que pensó, aunque sus mañanas fueran las misma de siempre.

Al terminar de comer puso los trastes en la labagilla y los comenzó a lavar para luego embrocarlos eh, irse a cepillar sus dientes, se puso su ropa la cual era una camisa manga larga color blanco,  con unos pantalones negros de traje, con unos zapatos negros y su reloj rojo de pantalla digital. Ya con eso prendió viaje hacia su trabajo, tomo sus llaves y se fue del apartamento, bajo las escaleras y se dirigió a su coche lo encendió y arranco el motor, en todo el camino ella iba callada sin despejar su vista en el camino, llevando puesto el mismo peinado tal parece que le encantaba su estilo.

Noto que su auto no llevaba suficiente combustible, por lo que tuvo que buscar una gasolinera para llenar el tanque, por lo que se estaciono en una donde conocía muy bien ya que se había hecho amiga con la cajera de la gasolinera. 

Entonces fue hay y se parque o, bajándose del auto se dirigió a tomar la manguera del combustible para ponerlo en el tanque y llenarlo, en todo lo que se llenaba.

Una vez viendo el marcador saco la manguera del tanque y lo puso en su lugar, tras hacer eso fue a donde la tienda a pagar el combustible que había utilizado, y de paso llevo unos bombones de diferentes sabores.

Akko: Hola valentina, puedes darme una cajetilla de cigarros por favor

Valentina: Hola akko, si ahorita te lo doy, aunque no deberías de fumar tanto

Decía esto mientras le daba su cajetilla, Akko la tomo y comenzó a sacar un billete de a 20 dólares.

Akko: Lo sé, pero no importa, por cierto te pago lo de la gasolina, los bombones y la cajetilla

Valentina: Ok, y los bombones ¿Para quien son?

Pregunto un tanto interesada.

Akko: Ah, esos pues... Bueno, son para
una amiga además hoy estas un poco preguntona ¿No lo crees?

Valentina: Puede ser... Pero, yo nada más preguntaba jejejeje

Akko: Ok, celosa

Valentina: Yo no soy celosa... Aunque me gustaría saber si tu... Ya sabes ¿Quisieras salir conmigo?