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Y en aquella fiesta, sin mucho ánimo me acerque a mi padre y deje que me rodeara con en sus brazos y ahí me di cuenta que tenía unas enormes ganas de llorar, que quería llorar con mucha fuerza en el hombro de mi papa y decirle que no estoy bien, que me siento una persona inútil, por primera vez ya no quería hacerme la fuerte y dejar que alguien me sostuviera y que me trasmitiera que era importante pero no llore, no derrame ni una sola lágrima aunque sentía como se me nublaban los ojos no deje que el agua salada manchara mis mejillas, me aleje de mi papa y me marche sin decir más.

Si tan solo supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora