1. Hermanos.

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¿Por donde empezar una historia tan... como esta? No lo sé. Solo puedo decir que no somos los únicos hermanos que hemos pasado por esto. Seguro a millones de personas les pasó, les pasa o les pasará lo mismo, porque si, el incesto es real, que la gente lo quiera ocultar o demonizar es otra cosa, ahora... no en todos los casos hay amor de por medio.

Esta, será una pequeña historia de muchas.

Yo soy Lucia Galán, una mujer común y corriente, soy pelirroja, el cabello me llega hasta más abajo de los hombros, se puede decir que soy amable, pero tengo un carácter fuerte, aparte siempre fuí más extrovertida que mi hermano. Soy más baja que él, me saca casi dos cabezas.

A pesar de que somos polos bastante opuestos, siempre nos quisimos mucho y nos llevamos de maravilla. Mamá siempre habla de lo unidos que son sus pequeñines.., Cuando mamá se entere de esto probablemente todo el orgullo irá a la basura.

Lo que les contaré me pasó hace unos años atrás con mi hermano, Joaquín. Él es un hombre alto, cabello café, fuerte, cariñoso, introvertido, de ojos honestos igual que su alma, siempre estuvo conmigo en los momentos que más lo necesité y sigue estando.

Todo empezó una tarde tranquila en un almuerzo familiar. Ahí nos encontrábamos , Francisco con 10 años, Ro de 4 años, Mamá, Joaquín y, por supuesto yo. Ya habíamos terminado de comer y mi hermano junto conmigo comenzamos a levantar todo para llevarlo a la cocina y lavar los platos, mientras que los chicos se quedaron al cuidado de su abuela.

—Ay, donde mierda hay una esponja acá.— reclamé agachándome para buscar una en unos cajones.

Joaquín me miraba con diversión, —¿Te das cuenta que te estresas por una esponja? JAJAJ.

Lo miré mal. —¿Te querés callar para ayudarme a buscarla, por favor?

—Claro..,— dijo mientras se acercaba a mi, yo lo quedé mirando expectante a lo que haría. —La encontré.— él la tenía y me la tiró a la cara.

—Joaquín sos un pelotudo.— exclamé secándome un lado de la cara con el brazo.

—Ya Gachi, no es para tanto, ven.— me tomo de la mano y llevó un par de metros más allá, donde había un paño de cocina.

Me dejó casi pegada a una pared y tomó el paño con una mano y con la otra me sujetó dulcemente el mentón, me levantó un poco la cara y comenzó a secarme con cuidado. Cuando terminó se quedó mirando mis labios, y luego volvió a mis ojos.

Sentí algo muy extraño en mi. Un cosquilleo en la boca del estómago, a la vez que una atracción física inmensa, incluso diría que había tensión sexual, y no sé si Joaquín también lo habrá sentido, pero el caso es que me tomó de la nuca y cerró el espacio entre nosotros con un beso lento y suave, pero que, poco a poco fué cobrando rapidez y desesperación.

Una voz en mi interior me habló.

"¿Que estás haciendo?" preguntó mi consciencia, entonces me di cuenta de a quién había besado. Era mi hermano, Joaquín. El nene que me obligaba a jugar a los soldaditos con él.

Lo empujé del pecho y él me quedó mirando con ternura pero su semblante cambió a tristeza cuando yo comencé a negar con la cabeza, totalmente seria. —No podemos.— dije.

Me acarició las mejillas tiernamente con sus grandes manos. —Si podemos.— contestó con la intensión de volverse a acercar a mi, pero lo rodeé.

—No debemos.— me alejé más de él. —Somos hermanos Joaquín.

—Pero somos de carne. Lucia, la carne es débil.

—Es amoral.

—Es verdad. Lo hace más divertido.

—¿Que dices Joaquín? Esto no es un juego.

—No, tenes razón. ¿Quieres algo serio conmigo?— preguntó subiendo las cejas.

—Dejate de joder, Joaquín. Te hablo en serio.

—Yo también.— intento ignorarlo y salir de la cocina, pero él me sujeta del brazo y me voltea hacia su cuerpo. —¿Me vas a dejar acá solo?— pregunta haciendo un puchero.

—Hm.. Es verdad.— dije saliéndome de su agarre. —Tenemos que terminar de lavar los platos.

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hola hola!

acá una probadita de la nueva historia!!

que disfruten

lxs amo

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Ya No Puedo Vivir asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora