La noche cayó sobre nosotros, Joaquín estaba haciendo dormir a Pancho y yo a mi hija.
Ro estaba acostada, recién la terminé de arropar y le dejé un beso en la frente, me iba a ir pero habló. —Mami...
—Dime, mi amor.
—¿Te metí en problemas con babu?
—Noo, claro que no. ¿Por qué lo dices?
—Se escuchó como los retaba, a ti y al tío.— me dice con un aire de tristeza.
—Ah.., no hijita, no te preocupes es solo... temas de adultos— le sonreí y acaricié su mejilla para que se quedara tranquila.
—Okey y... ¿Como está papá?— ay, siempre es lo mismo, no me deja de preguntar por él y yo no tengo respuesta que darle.
—Está.... bien.
—¿Él no me quiere?— su pregunta me sorprende.
—¿Q-qué? Él ... él te ama Rochi.
—Pero nunca me viene a ver, ni me llama, ni...
La interrumpí. —Él, al igual que yo, te adora, es solo que Alberto no tiene tiempo por su trabajo.
—Pero cuando vos trabajas me llamas, y me dices que me quieres, y que me extrañas, el tío también me llama y me dice lo mismo, pero papá no.— dijo con notables ganas de llorar.
—Tranquila, mi amor.— la abracé y me recosté a su lado para apoyarla en mi pecho. —Es solo que papá tiene otras maneras de demostrar el cariño.
—Pues no las entiendo.— me respondió enojada y con impotencia.
No supe que seguir respondiéndole a una nena de 4 años totalmente afectada por que su padre no le escribe ni la llama para saber de ella. Solo suspiré y acarié su cabello.
—Te amo mami— dijo casi durmiendo —¿Tú me amas?
—Más que a nada mi cielo.— contesté sinceramente.
Al rato ya escuchaba su respiración totalmente calmada, me separé un poco de ella y era como ver a un angelito en paz, sonreí débilmente al verla, le dejé un último beso en la frente y salí de su habitación cerrando la puerta, al voltear me encontré de frente con Joaquín.
—¿Y esa cara?— preguntó preocupado.
—Volvió a preguntar por Alberto.— contesté en un suspiro de tristeza pura.
Joaquín no me dijo nada, solo abrió los brazos y yo me metí entre ellos, me apretó con amor y dejó un beso en la cima de mi cabeza. —Tranquila Gachi.
—Es que me jode, Joaquín. Me jode que no tenga preocupación alguna por su hija.
—Ya, ya cariño. Ven, vamos a la cocina para darte un vaso de agua.— asentí con la cabeza, él me tomó la mano y me guió escaleras abajo hasta la cocina, hizo que me sentara en una de las sillas que habían y me trajo un vaso de agua.
—Gracias, Joa.— él se arrodilló frente a mi, quedando un poco más bajo que yo.
—Él no se las merece.— comentó con las manos en mis rodillas —Rochi y vos son demasiado para esa rata. Ella es una nena muy tierna y muy inteligente que se da cuenta de todo y vos... Vos sos única, graciosa, especial, amable, atenta, cariñosa, protectora...— mientras decía todo eso me miraba con un amor que nadie me había demostrado. —Y aparte de todo eso sos sensual, provocativa, deseosa. Sos mucha mujer para tan poco hombre.
Él si sabe hacerme sonreír. —Gracias, por todo Joaquín.
—Te amo Gachi.— me abrió un poco las piernas y metió su cuerpo entre ellas, acercaba su cara a la mía, le miré los labios y volví a sus ojos, solo para después cerrarlos y sentir el contacto de nuestras bocas en un beso lento.
Le seguí el beso que iba subiendo de intensidad, él comenzó a levantarse, dejándome acorralada entre la silla y su cuerpo, mis manos se dirigieron a su cara y profundicé el beso, cuando sentí que Joaquín bajaba los besos hasta mi cuello intenté entrar en razón. —J-joa... los chi, cos...— lancé un suspiro con los ojos cerrados.
Mientras que él seguía repartiendo besos en mi cuello me contestó. —Están dormidos.— jadeó a pocos milímetros de mi piel.
—¿Y mamá..?—pregunté aún agitada en la silla.
—También.— contestó sobre mis labios con una pequeña sonrisa —Tenemos todo el primer piso para nosotros— comentó con picardía.
Siguió con su ataque de besos en mis labios, mandíbula y cuello, yo estaba jadeando del placer que me provocaba.
En el fondo sé que esto está mal, somos hermanos, no se debe, es amoral, la sociedad esto, las personas aquello... Lo único que pensé en ese momento fué "A la mierda todo, solo es una calentura" Que equivocada estaba, quizá en el momento si fué una calentura, pero después... Al tiempo me di cuenta de que las calenturas no conllevan amor, quizá si cariño o aprecio, pero no amor.
Joaquín me levantó de esa silla, me sacó la remera sobre la cabeza y yo la suya, me arrimó a la mesa de ahí, le desabroché el pantalón y me di cuenta de la gran erección que mi hermanito tenía. —¿Tan feliz estás?— pregunté con picardía.
—Mucho— contestó con un beso fogoso a la vez que se deshacía de mi pantalón y quedábamos solo en ropa interior.
Yo a pesar de estar tremendamente caliente con Joaquín también tenía el miedo de que cualquiera nos podría ver si entraba a la cocina, entre ellos nuestros hijos, pero la adrenalina de que nos encontraran también me excitaba más.
Terminé de desnudar a Joaquín y él a mi. Él acarició mi intimidad con dos dedos y los introdujo y sacó rápidamente. —Estás lista para mi.
—¿Entonces?— pregunte agitada —¿Me lo vas a hacer o no?— lo reté.
Enseguida entró en mi y comenzó a penetrarme con fuerza maravillosamente bien, así por casi hora y media.
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Holaa,
Solo espero que les guste, nada más que decir💗
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Ya No Puedo Vivir así
Fiksi PenggemarLos hermanos más queridos de Argentina y toda Latinoamérica, nos contarán su historia, y algunas veces que ellos dijeron: "Ya no puedo vivir así". Espero la disfruten💖