El cielo azul se tornaba gris en cuestión de segundos, las pequeñas gotas saladas caían de una en una sobre el asfalto, las pocas personas que se encontraban deambulando aun aceleraban sus pasos, la castaña caminaba sin prisa, el pelirrojo caminaba en la dirección contraria a pasos firmes, frente a la biblioteca sus hombros se chocaron por error, pero ninguno de los dos se giro, siguieron en sus cosas. Quizás si se hubieran visto ella no se hubiera casado al día siguiente y el no hubiera decidido dejar el país