Prólogo.

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 En Londres, Inglaterra, un 10 de enero de 1980, nació la primera hija de los Wellesley. 

A la cual llamaron Isabella, gracias a su abuela materna, la cual había muerto apenas unos meses atrás. La hermosa niña nació pelirroja igual que su madre, con los ojos azules y profundos de su padre. La familia de los Wellesley siempre fueron muy famosos, ya que aparte de ser una de las pocas familias de magos puros, sus abuelos eran famosos, ya que su abuelo paterno era Salazar Slytherin, y su abuela era Rowena Ravenclaw. Seguramente se estarán preguntando ¿Por qué no tiene el apellido de sus abuelos? bueno esto es gracias a que Arthur Wellesley no quería que su hija se viera afectada por el pasado de su familia, además de que él fue adoptado por Salazar, este lo crió como a su propio hijo, ya que los padres de Arthur murieron en extrañas circunstancias; la familia Wellesley debía seguir con el legado, así que ninguno tuvo objeción alguna cuando el quiso mantener el apellido de su familia. 

Al tener 7 años Isabella ya se destacaba por tener un gran potencial como maga, ya que era demasiado inteligente para su edad. Como ya se imaginarán la familia Malfoy y la Wellesley eran muy cercanas, aunque no compartían las mismas ideas. Arthur y Elizabeth siempre se esmeraron en criar de forma correcta a Isabella, ya que para ellos todas las criaturas merecían respeto, y nadie tenia que estar nunca por encima del otro, en cambio como ya saben los Malfoy no pensaban igual. Aunque Draco e Isabella convivieron la mayoría de su infancia juntos, ninguno mostró en ningún momento algún tipo de interés por formar alguna amistad, ya que Isabella estaba tan ocupada estudiando y practicando que había veces que no notaba siquiera a Draco, y él por su lado estaba ocupado recibiendo la atención de sus padres así como también aprendiendo de su padre. 


1991, Londres, Inglaterra: 

Al cumplir los 11 años Isabella se alistaba para comenzar su travesía por Hogwarts, y como todo aspirante debía ir a comprar lo útiles que utilizaría en aquella institución. 

 EN EL CALLEJÓN DIAGON

Narra Isabella:

         Al llegar a aquél callejón lo único que podía pensar era en que estaba a tan solo unos pocos días de poder ingresar a Hogwarts, la emoción que sentir en ese momento se notaba a miles de kilómetros, miles de preguntas pasaban por mi mente, ¿Cómo sería? ¿Seré la mejor? ¿Conoceré gente nueva? o tal vez ya los conocería a todos... De un momento a otro la voz de mi madre me liberó de mi propia mente. 

Elizabeth- Isa... ven necesitas ver tu varita.- Diría mi madre con voz gentil y amable como siempre. 

Oh... si madre voy.- Al momento de decir aquello yo ya me dirigía hacía mi madre. 

¿¿¿- Ven cariño, acércate, te diré una cosa muy importante, no olvides que aunque esta varita tal vez no sea tu varita definitiva debes estar consiente de que forjaras un lazo extremadamente fuerte con ella, ya que tu propia vida podría depender de ella, debes confiar y dejarte llevar... ahora entra ahí y deja que la magia te envuelva.- Terminó de decir aquella mujer, la cual trabajaba ahí, sus palabras eran motivadoras para mi, me hacía sentir completamente segura de que iba por buen camino. 

         Así que sin más me acerqué a aquella mujer la cual me guío hasta un lugar algo desarreglado, habían pequeñas cajas de varitas por todos lados. La mujer se acercó a mi con unas tres cajas de madera, de las cuales sacó la que según yo era su primer opción, era una varita de color negro, bastante simple y a la vez hermosa. 

¿¿¿- Tómala e intenta ordenar los cajones a mi espaldas.- Diría viéndome mientras entrega aquella varita. 

         Yo la tomé con seguridad y pronuncié el hechizo para cerrar los cajones los cuales obedecieron mi petición, al voltear mi vista hacia a joven mujer esta me vería con una sonrisa. 

¿Estaremos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora