《¿Dónde estoy?
¿Estoy perdido?
No puedo recordar...
De dónde provengo...》
De nuevo me veía encerrado en este sueño, sin tiempo, sin espacio, no había dimensión...
《¿Quiénes son ellos? ¿Quién soy yo?》
Este sueño se repetía una y otra vez, y cada vez, parecía ser más palpable, más real.
Estaba encerrado en un cuarto con las paredes viejas y descascaradas, frente a mi, yacía un viejo televisor, de nuevo se prendía por si solo con la interferencia que me hacía recordar a una película de terror.
A los pocos segundos aparecía ella, mirándome con esos ojos familiares, la desconocida que estaba más conectada a mi que ningún otro ser existente en este planeta.
Me miraba con complicidad, y podía entender todo lo que estaba en su cabeza, sus pensamientos, sus sentimientos, me los compartía sin siquiera tener la necesidad de pronunciar palabra alguna.
《Ella...¿Es real? ¿Por qué siempre está en una pantalla? No la puedo tocar...》
Y pronto un taladrante dolor de cabeza me invadía, mi cuerpo se sentía débil, estaba cansado, demasiado agotado, como si hubiese estado viajando por un muy largo tiempo.
Y después de mucho, había llegado a un lugar tan vacío como mis propios recuerdos.
Repentinamente, aparecieron estos seres extraños, llenos de colores a quienes parecía molestarles mis ropajes blancos, era demasiado brillante para ellos, les lastimaba, les enfurecía.
Los vi acercarse, me analizaron, me inspeccionaron y después de platicar entre ellos en un lenguaje que desconocía, se lanzaron hacia mi comenzando a mancharme de colores, me empujaban y me jalaban con violencia, querían poseerme, querían que fuera parte de su sociedad.
Al principio me negué a aceptar sus incoherentes ideologías y principios, me parecían absurdos, sin embargo, poco a poco me fueron convenciendo, como si hubiesen instalado un nuevo chip en mi cabeza que hacía que todo se reiniciara, todo comenzaba a cobrar sentido y lógica; Lo que antes era incomprensible se volvió parte de la "normalidad".
Este era mi nuevo mundo, tenía que adaptarme, sobrevivir o morir tratando de ir contra ellos, no había más opciones, solo queda un camino, unilateral.
De todas las posibilidades, ahora en esta nueva vida, solo me queda un tiempo y un espacio, únicos y entrelazados.
Me envolvieron en un ciclo repetitivo, donde no era posible retar a las normas y las reglas establecidas por el orden y el caos.
Pero se sentía bien, volver a ser parte de algo, sentía que de nuevo pertenecía a un grupo, a una comunidad, no quería sentirme nuevamente solo, no quería ese vacío en mi interior sin saber bien quién o qué era en realidad.
De nuevo ella se me presentaba, esa chica me miraba como si me reclamara el haber cedido ante el convencimiento de estos seres, me veía con total decepción.
La vi acercarse a mí a pasos lentos mientras yo me regocijaba con ellos, mientras me creaban mi perfil, mi identidad y mi número.
Me alejé a penas un poco del grupo que me había acogido, quedé parado justo frente a ella quien se atrevió a extender uno de sus brazos para acariciarme la mejilla.
- Algún día recordarás - dijo apacible en un tono que invadía de paz mi corazón, era la primera vez que escuchaba su voz, se me hacía tan familiar, pero ahora recordaba menos que antes y ella decía que algún día lo haría, quizás, yo no quería que esos recuerdos regresaran, quizás, era mejor estar en la ignorancia, porque hace unos minutos atrás me sentía perdido y vacío y ahora de nuevo tenía un propósito y de nuevo pertenecía a algo, ya no estaría solo flotando por un universo desconocido.
Me mostró su mano derecha la cual abrió, había un pequeño medallón de cristal, tomó mi mano y me lo entregó, lo observé con curiosidad, no entendía muy bien su forma, alcé la mirada y ella ya no estaba, se había ido.
Regresé de nuevo con los seres que me habían adoptado, al principio pensé que me odiaban, me habían maltratado, pero ahora, me sentía bien con ellos, me quedaría aquí, en su compañía, viviendo en este sueño eterno.