Échame la culpa.

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Hay una flor en el bosque que sólo pide que llueva dos veces al mes, pero el cielo es tan mezquino que ni siquiera eso le puede dar en los meses de otoño.

De todo esto, culpó a las nubes que no ocupa el cielo azul para rociar la basta tierra.

Pero no culpó de todo a las nubes. culpó a los mares, cuando no proporcionan el vapor suficiente para que las nubes ocupen el enorme cielo.

Quizás tampoco sea culpa del mar. El ¡culpable puede ser el sol! que no le otorga los rayos de si al mar, para que se formen las nubes.
Ahora me pregunto: por qué siempre buscamos un culpable?.

La culpa simplemente puede ser de ese cielo, que no se abastece así mismo, para darle, la mísera cosa, que la hermosa flor le pide.

Sería una error buscar a un solo culpable, quizás los culpable seamos todos, por el simple echo de no hacer nada.

Contamos: uno, dos, tres y cuatro y la misma historia se repite.

Nota: desde la entrada del pecado al mundo, la razón humana comenzó a culpar a otros de sus acciones.

Adán culpa a Eva por comer de la fruta prohibida. Eva culpó a serpiente. Y nosotros a quién culparemos?

A está degradante sociedad por todo lo que está ocurriendo en este mundo. La culpa es de todos, por dejar a Dios a un lado y creer que podemos solos.

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