Prólogo.

37 6 2
                                    

Era un día lluvioso, cuando a Taehyung le tocaron el timbre de su casa. La humedad de la noche junto con la tormenta, hacían que el día se viera triste, o al menos así lo notaba el muchacho.

Abarrotado de chucherías y potes de helado con sabor a chocolate, puso en pausa la película que estaba viendo por la tv. Un poco despeinado y con fatiga se dirigió hasta la puerta, con una de las manos ocupadas en un pote de helado. No esperaba a nadie en particular. Quizás podría ser su mejor amigo, pero se había ido de vacaciones a la isla Jeju. Así que no podría ser él, a menos que haya vuelto en estos días y no se tomó la "molestia" de mencionarlo.

Untó el helado de chocolate en la cuchara y se lo llevó a la boca, refunfuñando. Cuando dobló la manija de su puerta y esta se abrió, una borrasca de viento frío y gotas de lluvia le golpeó en la cara y cuello descubierto, haciéndole estremecer y cerrar los ojos. Pero cuando los abrió para fijarse quién le había tocado el timbre de su casa a las dos de la mañana, no había nadie esperándole. Buscó con la mirada alguna silueta que le confirmase que alguien estuvo aquí, pero solo veía oscuridad y viento fuerte azotar los árboles.

Taehyung habría cerrado su puerta suponiendo que hubo alguna falla en su timbre o solo alguien estúpido queriendo fastidiar, pero un bajo quejido proveniente del suelo lo alertó, inclinándose para observar.

En la entrada de su casa, había una canasta de mimbre. Ni tan grande ni tan chiquita, suficiente como para que quepa un bebé. Y en esta, una manta de terciopelo blanca y con pequeñas lunitas negras, enrollando algo que Taehyung desconocía.

Algo dudoso, se sentó junto a la canasta y asomó su cabeza.

En la yema de sus dedos, la manta se sentía suave y limpia junto con pequeños lugares en los que-seguramente por la lluvia- yacía húmeda. Taehyung, aún dudoso y pensando que tal vez sería mejor patear la canasta lejos y entrar a su casa de una vez por todas, agarró en sus dedos la manta y la levantó, poco a poco. Y oh, para su sorpresa, en lugar de encontrarse con algo, más bien diría que lo sintió. En el momento que cae en sus sentidos, tratando de ordenar sus torpes pensamientos, se da cuenta que una pequeña y regordeta patita, había salido de su escondite, golpeándole rápidamente el rostro sin compasión alguna.

A causa del susto se tambaleó en su lugar, con los latidos del corazón desenfrenados. Cayó hacía atrás, soltando un quejido de molestia.
Desconcertado por lo que acaba de pasar, vuelve a su lugar frunciendo el ceño. Y aún aturdido por el imprevisto, toma con firmeza la manijita de la canasta. Determinado en llevarla dentro de la casa de una buena vez.

Al entrar, cerró los ojos un momento. Dió un largo suspiro y sin pensarlo demasiado, cierra la puerta, asegurándose de girar la llave en su lugar.

Pasó una mano por su cabello un poco graso, a causa de que no tuvo los suficientes ánimos para darse una ducha. Y apoyó sus manos y cabeza en la puerta detrás de él, cerrando los ojos.

Un poco descuidado, dejó la canasta en el suelo. Llevó sus manos frías a su rostro en un intento de aclarar sus pensamientos y limpiar algunas gotas que permanecieron ahí. Sus ojos mieles observaron la canasta, atento. Era obvio que ahí había un bebé, o eso quería creer, ya bastante agobiado por la situación.

Pero... ¿Por qué a él? ¿Por qué a Taehyung? Joder, el sólo recuerda que estaba en su comodo sofá, viendo Titanic y llorando por su mal de amores. Y ahora, en un tramo de tres minutos, tenía a un bebé en su casa. Es qué ¿No podía tener un día en paz? ¿Quién mierda fue el desequilibrado que abandonó a un bebé en la puerta de su casa? Se pasó-devuelta- las manos por el rostro y suspiró, ladeando la cabeza. Lo que le acaban de dejar era más responsabilidad de la que el podría asumir.

Sopló un mechón rizado de cabello que interrumpía su vista y quizás con un poco de... ¿miedo? dió cortos pasos hacia la canasta.

¿Cómo es que no estaba llorando? Digo, es un bebé, ¿no? La patita regordeta y blanquecina que estaba expuesta de la manta se lo confirmaba.

Taehyung seguía consumiéndose de preguntas sin respuestas.

El...¿bebé?-seguía inseguro de eso, a pesar de todo-comenzó a moverse, como si algo le molestara, y Taehyung sabe que tiene la manta sobre sí, lo que le hizo ser consciente de que debía quitársela.

Trató de ser delicado al quitar la manta, no quería que la criatura que estaba ahí dentro se asustara. Al quitar la cobija, sus ojos mieles pudieron apreciar una bonita y rechoncha presencia, que al instante se iluminaron en pequeños destellos. Como si fuera una maravilla que le hizo dar un vuelco a su corazón, una dulce sonrisa se le formó al instante.

De la pequeña cesta, unos diminutos ojos Bambi le dieron la bienvenida. Ellos, adornados por unos bonitos iris azulados, lo observaron con somnolencia, pero igualmente iluminados que los propios.

El bebé se movió un poco incómodo, comenzando a estirar sus bracitos, abriendo y cerrando sus pequeñas y redonditas manos, en busca de que ese alguien delante suyo lo tomara en sus brazos, como si de eso dependiera.

Cuando Taehyung vió que la criatura empezó a hacer mohínes, sus cachetes hinchándose poquito, advirtiendo el comienzo de un lloriqueo, se apresuró a tomarlo en sus brazos. Al instante sintió la piel suavecita de este. Observó cómo el bebé apoyó su cabecita en su hombro y se dirigió a su cuello, olisqueando.

Mientras lo mecía en sus brazos, se tomó el tiempo de revisar la cesta de mimbre.

Trató de encontrar algo que le diera indicios del paradero de la criatura. La cesta era bonita, aunque no se notaba muy cómoda para un bebé tan pequeño, este parecía tener tan solo unos meses. Sin embargo, no halló más que la cobija del bebé y este mismo. Optó por ver la tela, delante y detrás. Y bueno, no era lo que esperaba, pero entre todas las lunitas negras- específicamente en la punta-se encontró escrito en azul cobalto, Jeon Jungkook 1/9/1997. Casi y por poco no se da cuenta-ya que estaba muy bien echo-pero parecía bordado a mano.

-Jeon... Jungkook.-susurró, tratando de no despertar a la criaturita que dormía en sus brazos.

Acarició la espalda del bebé, y rozó su nariz en su orejita, sintiendo el olor a bebé de este.

Tal vez, sólo tal vez, no era tan malo como lo pensó hace unos minutos. Le agradaba tenerlo en sus brazos, le daba una sensación de querer cuidarlo siempre.

Aún cuando no sabía que haría con él, solo sabía que le iba a costar soltarlo. Le transmitía paz, y algo inexplicablemente especial.

¡Hola! Este fic tiene dos admin

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola! Este fic tiene dos admin.
Con ustedes, Mía y Mel.
La verdad estuvimos días pensando y escribiendo esto.
Nos llevó muchas horas escribir un solo capítulo (por más que pareciera que es muy poquito) Pero hey, ¡hay 1177 palabras!
No es tanto, pero es algo ^^

Te agradeceríamos mucho si dejaras tu 🌟 y comentaras, ¡Gracias!

-Mía y Mel se retiran hasta el próximo capítulo 💕

Canis Of The Moon » KookTae «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora