Antes, en el cielo solo existían dos espíritus luminosos que brillaban sobre la tierra, el sol y la luna. El sol, disfrutaba de colorear con su cálida luz cada rincón en la superficie, haciendo crecer las plantas, entibiar las estaciones y creando espectáculos de color cada amanecer y atardecer.
La luna, no era igual que el sol, todas las noches se veía solitaria en el gran vacío del cielo nocturno, creciendo y menguando noche tras noche con una luz que no daba vida ni calentaba, solo era un reflejo de su compañero el sol. La luna, estaba decidida a poder iluminar el cielo tanto como el sol lo hacia, así que una noche, envuelta en un manto estelar bajo a la tierra en busca de ayuda.
Ella llego a un bosque, en donde había un gran lago, y como lo pensaba, sin ella en el cielo las noches en la tierra eran tan obscuras como la infinidad del espacio en donde vivía. No podía ver nada a su alrededor, pues la negrura cubría su vista como una espesa niebla, ella levanto su mano y rego un poco de polvo de estrella en el agua, haciendo que esta se iluminara de un azul celeste que logro dispersar la obscuridad.
-¿Quien eres tu?- La luna escucho una voz grave desde la orilla del lago, al girarse se encontró con los animales del bosque, los cuales la miraban con miedo y asombro. -¿Que le hiciste a nuestro lago?- Una cabra hablo nerviosa hacia la luna, pero ella al mirarlo sonrió alegremente
. -Ustedes me conocen, soy la luna- Dijo con calma a los animales -Estoy aquí para pedirles ayuda, ayuda para iluminar el cielo nocturno- Los animales se miraron entre ellos, con duda de lo que aquel ente brillante les decía.
-¿Como podríamos hacer eso nosotros?- Pregunto un oso con inquietud
-Verán, yo no soy igual que el sol, no puedo dar vida ni iluminar con la misma intensidad que el, eso deja a la tierra sumergida en la opaca luz que mi cuerpo les da- Les explico con una sonrisa mientras caminaba lentamente sobre el agua azulada del lago -Pero si ustedes me ayudan, podrán vivir conmigo en el cielo y se contaran historias sobre ustedes por generaciones-
El ciervo, conejo, peces y osos deliberaron por unos segundo la oferta que la luna les ofrecía, imaginando lo grandioso que seria poder vivir en el espacio junto a la pálida luna, convencidos de ello preguntaron -Muy bien, ¿Pero como lo haremos?-
-Vengan hacia mi y lo sabrán- Estirando su blanca mano invito a los animales a acompañarla. La cabra, aun con algo de miedo se acerco al agua, y al ver que no se hundía en ella dio un brinco por la sorpresa y felizmente camino hacia la luna. Al estar frente a ella, el agua del lago se ilumino con miles de estrellas, pequeñas y grandes, unidas por líneas brillantes de un color azul obscuro.
La cabra, maravillada por aquel escenario, con una de sus pesuñas toco una de esas estrellas, haciendo que una estela blanca recorriera su cuerpo, cambiando su pelaje y cornamenta a una hecha de materia fugaz. Al terminar aquella bella transformación, la luna señalo con alegría el cielo, y dando brincos la cabra trepo hacia el cielo, convirtiéndose en una constelación.
Los demás animales, asombrados por ese brillante escenario, siguieron a la cabra, adentrándose en el agua de las estrellas con emoción. Cada uno de ellos tomo un espacio diferente en el gran lienzo negro, poco a poco iluminando y decorando con sus cuerpos la noche. El águila, lince y lobo, cada uno de ellos subió hacia el cielo convertido en estrella y quedo dibujado para siempre sobre el.
Desde el fondo, un pequeño zorro veía con ojos brillantes a los demás en el cielo, y con gran ilusión corrió hacia el agua para poder hacer lo mismo que ellos, pero al tocar con sus patas las estrellas, este no se transformo. Corrió un poco mas lejos y lo intento nuevamente, pero como la primera vez, nada ocurrió. Después de dar saltos y correr por el lago, se sentó en el agua cansado y resignado.
La luna. Contemplando el nuevo cielo que había creado, no había notado los intentos de aquel pequeño animal, el cual tenia la cabeza baja con tristeza. -¿Que pasa pequeño zorro?- Pregunto la luna.
-Por mas que lo intente, no logre ser una estrella como todos los demás- Contesto con las orejas bajas - Solo quiero ayudar a iluminar el cielo...-
La luna, con una sonrisa de encanto, acaricio la cabeza del animal y dijo con alegría -Bueno ¿Quién dijo que solo podías ser una estrella?-
Al decir esto, una luz turquesa y verde salió del manto que cubría a la luna y comenzó a flotar por el lago, el zorro la comenzó a perseguir, llegando aun pequeño estanque de aguas con colores verdosos y azules brillantes. Con miedo y emoción, metió una de sus patas en el agua, haciendo que poco a poco, su rojo pelaje cambiara a un reluciente color blanco, y su esponjada cola, ahora era una brillante estela de tonalidades iguales al cielo, o las hojas en los arboles.
El zorro miro con gran alegría a la luna, la cual lo miraba con dulzura -Anda, ve a iluminar la noche- Hablo levantando sus manos con fervor.
El pequeño, se elevo hasta el cielo corriendo y saltando, dejando a su paso, una estela boreal que brillaba sobre la nieve de las montañas, haciendo de la noche, un espectáculo mas brillante que cualquier día soleado.
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El zorro y la luna
SpiritualLa luna necesita ayuda para iluminar la noche, los animales del bosque son una buena opción.