O5

405 92 52
                                    

—Soobin, no estoy seguro, es que, es muy extraño...— Beomgyu era sujetado de la mano por Soobin, conforme avanzaban por la escuela. Tenía puesto su uniforme impecable y estaba mejor peinado de lo normal, Soobin se había encargado de ello. Sus pequeñas manos estaban entrelazadas de sus dedos con firmeza, Soobin también se encargaba de ello.

—Es normal que estés nervioso, pero tranquilo, confía en mi ¿de acuerdo?— Soobin le sonrió amablemente una vez que ambos llegaron a una banca que estaba cerca de su salón. Ambos se habían puesto de acuerdo para llegar temprano ese día, antes que la mayoría, porque era el día del mes en el que Yeonjun los visitaba, y Beomgyu estaba demasiado nervioso.

—Soobin, yo nunca he tenido novia, o novio, somos muy pequeños aún ¿no?— Beomgyu se sentó en la banca, mirando hacia el suelo, incómodo. Los últimos días había estado leyendo una y otra vez la nota que había escrito, pensando en sí estaba bien. Pensaba también en que Yeonjun era grande y él pequeño, eso le generaba inseguridad.

—Sí, creo que lo somos, pero ¿qué más da?  podría ser divertido ¿no crees?— Soobin sonrió encogiéndose de hombros, ciertamente él no parecía ser un niño que pensara mucho las cosas, o por lo menos no como Beomgyu lo hacía. Mientras Soobin decidía las cosas sin meditar en las consecuencias, Beomgyu ya había analizado la situación dos veces.

—Sí, podría serlo, pero...— Beomgyu sonrió un poco.

—Además Yeonjun hyung te gusta, y es normal si quieres que sea tu novio...— Beomgyu creía que Soobin podría tener un poco de razón, eso hacían también sus compañeros, a decir verdad muchas personas. Estaba bien si él lo intentaba, no pasaría nada malo con intentar jugar eso tan nuevo y emocionante. Intentaba convencerse de ello.

—Bueno...— Beomgyu se encogió de hombros con sus manos recargadas en las orilla de la banca, meciendo sus pies de atrás hacia adelante.

—Beomgyu, prométeme algo...— Soobin se puso de pie frente a Beomgyu, cruzó sus brazos y bajó un poco la vista, como alguien que oculta algo.

—Sí, ¿de qué se trata?

—Promete que yo seguiré siendo tu mejor amigo y que no me vas a dejar de querer si Yeonjun acepta ser tu novio...— Soobin alzó su mano con el meñique levantado, esperando por el de Beomgyu. Beomgyu sonrió un poco, porque Soobin estaba más serio de lo que debería y porque sus labios se fruncían de una forma que le parecía graciosa y tierna al mismo tiempo.

—Te lo prometo— Beomgyu enredó su dedo con el de Soobin, riendo un poco, pronto Soobin lo acompañó con su risa.

—Que bueno, porque en serio hay tantas cosas que aún debemos hacer como mejores amigos— exclamó Soobin después de relajarse un poco— viviremos juntos cuando seamos grandes, estudiaremos juntos, e incluso trabajaremos juntos, también...

—Soobin — Beomgyu lo interrumpió sonriendo divertido— ya, ya, te lo prometo...

Soobin también sonrió agradecido. Solamente sentía esa necesidad de que Beomgyu supiera sus deseos, de que no se olvidase de él, porque sería algo muy doloroso para su noble corazón, así como Beomgyu quería la atención de Yeonjun, Soobin deseaba mantener la de Beomgyu.

Beomgyu miró a su alrededor, dejando pasar que Soobin acomodaba su cabello como si estuviese despeinado. El patio de repente se había llenado y sabía que las clases pronto empezarían. Soltó un suspiro, porque estaba pensando en que era un niño serio la mayoría de las veces y que se perdía muchas cosas para su edad, se daba cuenta de cuán diferente era, se daba cuenta de muchas cosas, y estaba agradecido de que Soobin le ayudara a no perdérselas.

El timbre estaba sonando y al mismo tiempo la rapidez del latir de su corazón. Se apartó de Soobin y decidió que no sentiría inseguridad, ni se avergonzaría de hablar, o de equivocarse, quería esas decisiones por aunque fuera un momento en su corta vida. Ya no quería ser el tímido Beomgyu, al que no elegían para sus equipos, o al que no platicaban más que cortas oraciones, al que le pedían la tarea, el que era atemorizado por su padre.

Observó entonces al tumulto de niños que se aproximó hasta Yeonjun. Beomgyu sonrió y decidió entra al aula, detrás de la maestra Choi, junto con algunos otros niños. Beomgyu metió la mano en el bolsillo de su pantalón y tentó la hoja doblada, la apretó entre sus dedos mientras seguía con la mirada a Yeonjun, sonrió un poco, porque justo en ese momento se sentía muy valiente, y era agradable.

—¡Yeonjun hyung!— Beomgyu se acercó hasta sus compañeros, algunos voltearon a verlo, curiosos porque Beomgyu no era de gritar nunca— Yeonjun hyung, quiero hablar contigo— Beomgyu se abrió pasó entre algunos niños que estorbaban en su camino hacia Yeonjun, aún tenía su sonrisa.

Yeonjun miró hacia Beomgyu, jamás lo había visto con esa expresión tan alegre, y exclamando su nombre con tanta emoción. Tuvo que sonreírle de vuelta, porque él no había dejado de hacerlo y porque lo había tomado de la mano para obligarlo a caminar en su dirección, alejándose de todos. Pronto el resto de los niños quedó disperso y detrás de ambos, Beomgyu dejó de caminar cuando por fin miró que nadie estaba a su alrededor, su corazón estaba agitado.

—¿Por qué estás tan feliz, Beomgyu?— Yeonjun tomó en su mano la carta que Beomgyu le tendió— ¿de qué quieres hablar?

Beomgyu tomó aire, no había soltado la mano de Yeonjun y aún entre ellas estaba su carta.

—Quiero preguntarte algo, hyung...— Beomgyu soltó la mano de Yeonjun y lo miró atentamente, no creyó que se sentiría tan avergonzado, ni que sus manos temblarían tanto o que sintiera que tartamudearía en cualquier momento; sólo tenía que decirlo, no podía ser tan difícil como su inseguridad lo hacía ver, simplemente confesarlo.

—¿De qué se trata?— Yeonjun desenvolvió la hoja y leyó lo que decía, y creyó que era alguna travesura o una clase broma de los niños, se sintió muy confundido entonces, porque se trataba de Beomgyu.

—¿Quieres ser mi novio, Yeonjun hyung?— Yeonjun había quitado de su rostro toda expresión de felicidad, en cambio miraba seriamente cómo Beomgyu fruncía suavemente sus labios en una sonrisa tímida y nerviosa— por favor...

—Beomgyu...— Yeonjun leyó de nuevo la carta entre sus manos, la expresión tan seria en Beomgyu no le daba ningún indicio de que estuviese gastándole una broma, entonces se sorprendió un poco, tuvo que sentarse en la banca que estaba a su espalda, pudo ver de frente a Beomgyu, negó— está mal que un niño como tu sea novio de un muchacho como yo...— el mayor sentía sus manos temblorosas sobre sus piernas, estaba impresionado y muy nervioso, sólo quería hacerle ver al niño su error.

Beomgyu frunció un poco su entrecejo y bajó su mirada hasta su carta, que estaba arrugada sobre las manos de Yeonjun. Quería saber porqué estaba mal, y porqué se sentía tan mal.

—¿Es porque somos niños?— el menor abrió sus ojos expectante, estaban brillosos y casi dejaba soltar las pequeñas lágrimas que se habían formado en sus ojos a causa de todo lo que su pequeño corazón estaba sintiendo— ¿por eso no podemos ser novios, hyung?

—No, Beomgyu... claro que no es por eso, cielos...— Yeonjun soltó un suspiro profundo, ¿cómo se suponía que debía lidiar con un pequeño niño de nueve años que se le acababa de confesar?—no tiene nada que ver el que seamos hombres, y tampoco si se tratara de una mujer, antes de cualquier cosa, comprende que no hay diferencia porque se trata de amor, ¿si? y para el amor eso no importa...

—¿Entonces, hyung?— Beomgyu asintió antes las palabras de Yeonjun, y luego limpió sus ojos para sentarse también en la banca en la que estaba el mayor, su tiempo estaba terminándose porque necesitaba entrar a clases— yo quiero que seas mi novio...

—No podemos ser novios, Beomie... eres muy pequeño para mi, y yo soy muy grande para ti— Yeonjun se levantó, porque todo estaba siendo muy incómodo para él.

Esa fue la primera y única vez en la que el corazón de Beomgyu fue quebrado, perdió a su primer amor por ser un simple niño, deseaba dejar de serlo para poder estar con Yeonjun. Lo que más quería hacer era crecer, para así ser novio de Yeonjun.

Crecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora