El Concilio

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En la tenebrosa Transilvania, sobre la colina más alta y empinada, se yergue un enorme palacio de murallas grises cubiertas por musgo y telarañas.

La noche es fría, lúgubre e igual que cada Halloween, la espesa neblina baña la estructura y la hace lucir como un rostro fantasmal en pena. Dentro se dan cita los monstruos más horripilantes, quizás planean su siguiente movida para aterrar a la… jum… aterrar a... jum…

¡Pero qué peste! ¡Ni siquiera el Jefe Zombi apesta tanto!

He sido yo narrador.

¿Rey Drácula?

El mismo.

¿Acaso se ha comido al Jefe Zombi?

Peor que eso, alguien alteró mi caldo de sangritas, le pusieron ajo. ¡AJO! ¡A un vampiro! Ahora tengo la motosierra de Jason metida en el trasero.

Veo alrededor de la mesa redonda, el Concilio de Monstruos está a punto de entrar en sesión. A mi lado derecho, el siempre serio Frankenstein; junto a él, un cabreado Freddy Krueger con manos de princesa, seguido de Jason quien parece no controlar sus movimientos, a su lado está Pennywise «un momento ¿y ese qué hace aquí?, él puede cambiar de formas».

—Antes de empezar, Pennywise, ¿por qué no estás asustando esta noche? —le pregunto con seriedad, pero él se cruza de brazos y hace puchero. ¿Qué clase de reacción es esa?

—Alguien pinchó todos mis globos. —Solo eso responde, toda la sala se queda en silencio, salvo por los cuchicheos de Chucky y Tiffany que por ahora ignoro; me concentro en mirar detenidamente a este tipo, a la espera de algo más, alguna cosa que me ayude a entender, pero no recibo nada.

—¿Y es malo porque…?

—Nadie flotará —responde con la cabeza gacha.

Decido ignorar a este sujeto el resto de la reunión.

Junto al ignorado se encuentra un tipo calvo con cara de xoloitzcuintle, no tengo idea de su identidad, así que me toca preguntar:

—¡Oye, tú! Amigo…

El tipo se señala a sí mismo con los pulgares y yo afirmo con la cabeza.

—¿Quién eres?

—¡Gran rey, soy yo! —contesta con un tono de obviedad, como si fuese muy raro mi desconocimiento, así que lo observo confundido— ¿No me reconoces? ¡Auuuuu!

—¡Noooo! —Insólito—. ¿Hombre Lobo? Pero ¿qué te pasó?

—No lo sé, Drac. Quise lavar mi pelaje para lucir brillante y sedoso a la luz de la luna, pero alguien echó a mi champú anti pulgas, loción depiladora.

Lo contemplo boquiabierto.

Inspiro hondo y bebo un poco de mi copa para recuperarme del shock. Esto, en definitiva, está fuera de control. Paseo la vista entre los presentes y ahora sí me centro en Chuky y Tiffany que están de arrumacos en el asiento, justo en frente de mí.

—Ustedes dos, ¡sepárense! Estamos en una importante reunión.

Junto a ellos, Anabel está paralizada en su sitio con la vista fija en el infinito.

—Anabel, ¿todo bien contigo? —Sin respuesta—. ¡Anabel! ¡Tierra llamando a Anabel!

—No dirá nada —contesta Jigsaw, moviendo su muñeco.

—¿Por qué no, Jigsaw?

—Le sacaron su batería de li-ion y soy Billy.

Resoplo cansino mientras me arrastro una mano por la cara, esto cada vez está más raro.

Dulce o TrucoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora