Ha pasado tiempo. Le deseo aquí y
ahora, al aire libre, en el prado.
—Joaquin —jadea, sus manos bajan por mi culo. Yo intento torpemente desabrocharle la camisa.—Joaquin… No. —Se aparta con delicadeza sujetándome las manos.
—No. —Atrapo con los dientes su labio inferior—. No —murmuro de
nuevo. Lo suelto—. Te deseo.
Él inhala bruscamente.
—Por favor, te necesito. —Y el lo sabe.
Gruñe, su boca se encuentra con la mía y nuestros labios se unen. Con una
mano me sujeta la cabeza y la otra baja por mi cuerpo hasta mi cintura.—Eres hermoso, Joaquin.
Yo le acaricio su rostro.
—Tu también lo eres.Una vez más su boca atrapa la mía, empujándome contra la suave
hierba que hay debajo de la manta.
—Te he extrañado —susurra.
—Yo te he echado de menos. Oh, Emilio… —Cierro una mano en su cabello.
Sus labios viajan por mi garganta, dejando besos a su paso. Sus dedos van con el, desabrochándome la camisa.
Chupa mis pezones.
—¡Ah! —gimo, esto se siente tan bien.
Se detiene.
—No… no pares —gimoteo—Por favor.
—Te amo Joaquin...¿Estás listo? —Asiento. Me besa, su mano se encamina a mi entrepierna, aprieta. Busco frenéticamente su camisa la desabrochó con torpeza que causa risas en él.
—Cálmate, cariño no tenemos prisa…
—Solo te necesito… —Estoy jadeando. Comienzo un recorrido de besos por su cuello hasta su abdomen.
—Ah —gime.
Sin darme cuenta y a una velocidad impresionante me encuentro fuera de toda mi ropa, al igual que él, sin prepararme lleva dos de sus dedos a mi entrada y los mete sin piedad.
—¿Quieres esto? Dímelo puta —jadea.
El Emilio dulce de hace unos minutos se ha ido.
—Sí —susurro — es lo que quiero.
—Lo tendrás—suelta un gruñido y su mano impacta con mi rostro, gimo.
Me sujeta de la cintura al mismo tiempo que me levanta, me avienta contra la manta acto seguido jala mi cintura hasta que quedó en cuatro, Emilio pega su erección está dura y caliente. Sujeta mi cabello y con ello viene una seria de nalgadas.
—Emilio ¡Ah!...Pé-pégame más por favor. —murmuro, aunque siento el dolor de cada golpe me sigue calentando.
Sus dedos se deslizan por dentro de mi sin piedad. Dentro, fuera, dentro, fuera.
—Te daré la cojida de tu vida. —Su voz desprende un deseo carnal.
De repente se sienta con el brazo rodeándo me la cintura.—Esto va a doler — Me levanta y lo mete de una.
—Ah… — gimo de forma incoherente, intento levantarme un poco, pero él no se detiene sigue y sigue. Lo escucho gemir, siento nuestros cuerpos haciéndose uno lo extrañaba tanto...
—Dios..¡Sí!—Todo de mí —susurra y mueve la pelvis, empujando para introducirse más
hasta el fondo. Echo atrás la cabeza y dejo escapar un grito de placer—. Deja que te oiga —murmura—. No te muevas, solo siente.
Se mueve, haciendo un círculo con la cadera, pero a mí no me deja moverme.
Gimo. Me besa los hombros.
—Me encanta tu culo, lo cerrado que estas—murmura contra mi piel.
—Muévete, más rápido...por favor —le suplico.
—Suplica me Joaquín.
—E-emilio por... favor... por favor, por favor.
—Vamos —susurra y me levanta, entra de nuevo.Empiezo a moverme, disfrutando la sensación de él dentro de mí. Él me acompaña con las manos en mi cintura. He echado de menos esto....
—Oh, Joaquin— lo escucho gemir pero no puedo verle.
Ah… Me encanta esto. Y en mi interior empiezo a acercarme… acercarme… cada vez más. Sus manos descienden a mi pene Y comienza un vaivén de arriba-abajo, eso es todo: Siento el cosquilleo en mis espalda dejo salir un grito acompañado de su nombre, me libero al mismo tiempo que él grita también, dejándose llevar.A lo que vinieron.
¡Gracias!
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|• LO QUE QUIERAS •|
Short StoryLo que tanto deseas, te lo haré realidad. Los personajes pertenecen a la novela Mi Marido Tiene Más Familia producida por Juan Osorio y Televisa. •No apta para menores de edad.