Cap 5

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León despertó a las 5 de la mañana, había tenido un sueño demasiado placentero, cuando se dio cuenta de que aun llevaba la ropa del día anterior tallo sus ojos mientras trataba de recordar porque. Ni siquiera recordaba haber tomado una cobija, mucho menos quitado se los zapatos. Y fue entonces cuando recordó la imagen nublosa de Violetta, cuando le acomodaba las almohadas.

― Al menos tuvo compasión de mi― Dijo levantándose de la cama mientras caminada derecho al baño.

Una vez que estuvo listo, salió de su habitación con celular en mano y fue a la de Violetta. Abrió la puerta con sumo cuidado pero solo se encontró con una cama tendida y vacía; supuso que estaría abajo, así que con paso rápido fue escaleras abajo y se encontró con dos maletas al pie de la puerta.

Violetta salió de la cocina con una leve sonrisa

― Te has levantado― Dije mirándolo― Y arreglado. ¿Has dormido bien?

― Te ordene que no hicieras maletas― Me reprochó el

Jamás pensé que le molestaría tanto, después de todo yo solo quería evitar que gastara dinero. Aunque en el fondo también lo había hecho con la intención de que se molestara por el hecho de desobedecer sus órdenes.

― Lo lamento, yo…

― No― Dijo el acercándose a mi― Discúlpame tu a mí. Esos no son los modales que me inculco mi familia. Sí, he dormido bien… gracias por la cobija― Dijo con una media sonrisa.

― De nada― Asentí 

― Dora, ¿Alan puede llevarnos? ― Pregunto León mientras agarraba una de las maletas

― Por supuesto, de hecho ya esta esperándolos en el coche.

― Bien― León tomó la otra maleta

― Déjame ayudarte― Corrí hacia el

― No― Negó con la cabeza― ¿Pero por qué dos maletas?

― Una es tuya… espero que no te moleste el hecho de que haya inspeccionado tu closet― Mis mejillas se tiñeron de rojo.

― En lo absoluto, gracias…ahora vámonos― Giró hacia Dora― Nos vemos en dos semanas, Dora

― ¡Que tengan un buen viaje! ― Dijo agitando su mano

― Gracias― Le sonreí.

No acostumbraba mucho a viajar en avión, siendo honesta solo lo había hecho dos o tres veces. Pero esta vez fue la peor de todas. Para empezar, era demasiado temprano y a pesar de que no tenía sueño, cerraba mis ojos a manera de relajación. León no cruzó palabra conmigo, salvo cuando me pregunto si deseaba algo de beber o comer.

El viaje fue largo, pero al fin bajamos del avión

― ¿En qué hotel nos quedaremos? ― Pregunte mientras trataba de seguir el paso de León

― En ninguno. Nos quedaremos en mi casa

― ¿Tienes una casa aquí? ― Me quedé boquiabierta.

― Claro― Dijo él mientras me miraba― Soy un hombre de negocios, y por tanto precavido. Procuro tener una casa en los lugares a donde más viajo.

― Eso habla bien de ti― Dije mientras subíamos a un taxi.

El se limito a asentir y darle la dirección al taxista.

León había dicho que el trayecto del aeropuerto a su casa era largo, que tomaba alrededor de 50 minutos llegar. Para no aburrirme decidí bajar el cristal de la ventanilla y sentir la brisa del mar.

Nuestro Amor Esta OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora