Halloween Romance [Dekubowl]

Nuevo fantasma en la ciudad

Izuku se despertó con el sonido de la suave música que su madre había puesto y el olor a tortitas que le llegaba desde la cocina. Tenía unas tremendas ganas de levantarse de la cama de un salto, ponerse su mejor sabana y salir corriendo de casa, pero por otra parte solo tenía ganas de esconderse entre sus sábanas y mantas  y no ver a nadie.

Suspiro con fuerza, y entonces aspiro para concentrarse solo en el olor de la comida y en la música. Se levantó de un salto y fue al comedor, donde su madre le esperaba con una sonrisa. Desayunaron entre risas y resoplidos, y cuando el joven ya hubo desayunado y preparado todo, salió de la casa apretando fuerte las correas de su mochila.

Aquel verano había cumplido 16 años y se sentía levemente listo para enfrentarse al mundo, para darle la cara, para presentarse ante aquel mundo nuevo ante él. ¿Pero que es lo que pasaba? Bueno, que quizás no era tan nuevo, ni él, ni aquel mundo. Sí, frente a su clase sería un completo desconocido, y solo había una persona que lo reconocería. Kacchan.

¿Y por que nadie más lo reconocería? Bueno, la verdad es que ser un fantasma tenía muchos puntos buenos, como el de por ejemplo hacerse invisible. El pobrecito había sido desde pequeño muy tímido y vergonzoso, y el abandono de su padre y el bullying de sus amigos no ayudó a que mejorara, por lo que cuando no podía aguantar el estrés, los nervios, o la vergüenza, se volvía invisible.

Al final aquel se volvió su modo de vida, de protegerse contra el mundo. Pero llegó un punto en el que era un problema para que pudiese seguir con su día a día. No era un hombre invisible, no podía pasarse toda la vida siendo transparente. Así que al final, aquel verano en el que pasaría a los estudios no obligatorios, su madre le llevó a un pequeño pueblo en el que se le ayudó a recuperar confianza en sí mismo, al menos la suficiente para poder mostrarse ante el mundo de nuevo. Y lo lograron, porque ahí estaba él ahora, mostrándose por la calle, siendo visible, y aunque no lo percibiese, llamando la atención de muchos monstruos que no podían evitar fijar la vista en su bella imagen.

Y entonces llegó el momento, el momento especial. Él frente a su nueva y prestigiosa escuela UA, con unos nervios que le devoraban por dentro. ¿Y que pasó? Bueno, lo que tenía que pasar, instintivamente y sin quererlo se volvió invisible. Así que así estaba otra vez, más transparente que un cristal y sin saber como caminar, hasta que escuchó un gruñido a sus espaldas. Quizás suene extraño decir esto, pero aquel sonido le tranquilizó en cierta manera, pues lo conocía tan bien que le relajo.

-¿Qué demonios haces ahí parado, Deku? Muévete- dijo Bakugo casi ladrando mientras pasaba por su lado golpeándolo con su cuerpo, pues aunque el peliverde seguía transparente, el mayor conocía muy bien su dulce aroma. En aquel mismo momento que pasó a su lado, Izuku se volvió visible, haciendo que ambas miradas chocasen. El cenizo se quedó maravillado, verdaderamente hacía tres meses que no le veía, pero como aquel último curso lo había pasado casi siempre invisible, no recordaba sus facciones con claridad. Pero ahora que estaban cara a cara se había quedado prácticamente petrificado con la dulzura de la expresión del pequeño. Había crecido, había a madurado, aunque su expresión inocente no había desaparecido del todo.

En todo caso, aquel golpe que le dio al bajito hizo que este perdiese el equilibrio, pero como el cenizo estaba impresionado no le dio tiempo de actuar para ayudar a su amigo, así que empezó a caer como a cámara lenta ante todos los presentes. Pero entonces chocó contra algo que evitó que se cállese.

-Au...- murmuró mientras frotaba su nariz tras el golpe con aquel palo. Detrás suyo escuchó una suave risa y se dio la vuelta, encontrándose con una castaña que le miraba con una pequeña sonrisa.

-Discúlpame, no se me ocurrió algo mejor para que no te cayeras de bruces contra el suelo- dijo riendo un poco mientras que con un movimiento de sus dedos la escoba volvió a sus manos.