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La noche estaba completamente sombría, las nubes se juntaban y la brisa helada golpeaba sus mejillas.
Sus pasos se aceleraban conforme sentía sus pies congelar para llegar a la parada.
Pronto la lluvia caería y él solo tenía una camisa de mangas cortas. Su piel se erizaba con el tacto helado de sus dedos, trataba de hacer una fricción caliente, más nada servía sin un abrigo que mantuviera el calor que el cuerpo emana naturalmente.
El autobús no llegaba y las gotas comenzaron a caer encima de su piel. No se sentía bien, su corazón fue lastimado cruelmente esa tarde y su día fue pésimo en sí. Nada estaba marchando bien, la mala suerte lo perseguía.
— ¡Disculpe!, ¿Sabe a qué hora pasa el próximo autobús? — preguntó con el cuerpo temblando de frió a la chica que esperaba también en la parada.
—Debe estar por llegar, tan solo faltan 5 minutos para que sea la hora en que debería de pasar—respondió mirando el reloj en su muñeca con algo de impaciencia.
— Muchas gracias.
Se recrimino mentalmente por no haberle hecho caso a su papá quien le repetía que debía llevar un abrigo caliente por que el clima no era de fiar pero como todo un terco no hizo caso, pronto para su primera suerte del día, la luz fuerte del bus le aviso que ya estaba llegando y felizmente subió en ella para llegar a su casa sano y salvo según él pensaba.
Pago lo correspondiente y se sentó en el último asiento libre que quedaba estando más tranquilo suspiro hondo finalmente se estaba yendo a su casa sin contratiempos, saco de su mochila el auricular que había comprado esa misma tarde porque ya no tenía uno que le sirviera, coloco por su móvil para al menos perderse en esas melodías que lo ayudaban a des- estresarse y olvidarse del mundo exterior y de sus muchos problemas pero al colocarla en su oído esta no emitía ningún sonido el auricular no funcionaba.
— ¡Rayos! Me estafaron — exclamo en voz alta, llevándose las miradas curiosas de esas personas extrañas, lo que lo hizo avergonzarse.
Guardo desganado nuevamente su teléfono celular agradeciendo que al menos se pudo subir en el bus antes de que lloviera fuerte y sin mojarse en el proceso, era una hora de viaje y apenas pasaron 5 minutos de haber tomado el transporte.
El bus paro su andar nuevamente y se estaciono en una de las paradas para dejar subir a una multitud de gente y entre esos estaba una mujer embarazada con grandes bultos en mano, jadeaba cansada seguramente de haber caminado duramente para llegar y subirse, la gente desviaba la mirada para no dar su puesto, nadie quería viajar parado no les importaba si aquella mujer estaba en la dulce espera tan típico pensó, Jungkook suspiro hondo y se levantó esbozando bellamente una sonrisa gentil.
— ¡Por favor venga y tome asiento en mi lugar! — se levantó y ayudo a la pobre mujer con sus bolsas.
—Muchas gracias, me salvas la vida me sentía fatal creo que estaba por desmayarme—se a sincero la mujer sentándose rápidamente—. Me faltan pocos días para que mi bebé nazca.
