prólogo

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Era una mañana tranquila, en el instituto Konoha School, excepto para un azabache que tenía un millón de pensamientos en la cabeza, -y gracias a estos no durmió bien- pues hace meses lleva teniendo unos nuevos sentimientos hacia su mejor amigo y no sabía como debía mirarlo ahora que aclaro todo lo que sentía.

La campana sonó sacandolo de sus pensamientos y dando a entender que las clases estaban por comenzar.

Decidió que actuaría como siempre, igual no le quedaba de otra -según el-.

Las clases pasaron normales con pláticas triviales con su mejor amigo. Estaban en última clase, Historia, esa es  una materia que le parece aburrida al azabache por lo que decidió mirar el patio por la ventana en lugar de prestar atención.

En un instante el rubio invadió los pensamientos del azabache que ya no quería pensar en nada, pues siguiendo así sentía que su corazón iba a salirse de su lugar.

Inconscientemente su mirada fue hacia el lugar del rubio, y lo que vio lo enojo de sobremanera, pero también hizo que le doliera el pecho.

Era el rubio mirando con cara de idiota a una chica de lindos ojos verdes y una llamativa cabellera rosa.

Celos. Fue lo que identificó el azabache.
Estaba celoso de que su rubio esté mirando a la chica en vez de a el. Luego se recriminó mentalmente por lo que dijo, el rubio no es de el ni de nadie.

Las clases pasaron sin mayor contratiempo, el azabache estaba recogiendo unas cosas, cuando vio una carta de color rosa, ya estaba acostumbrado a recibir ese tipo de detalles y ahí se le vino una idea.

¿por qué no decirle a Naruto sus sentimientos mediante cartas? Gran idea, no.

Y así lo hizo.

Cartas al dobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora