Sueño 1. El Circo

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La mayoría que han visitado a un circo se sienten cómodos, listos para divertirse de una forma casi garantizada y apreciar los grandes actos de las personas que se presentan en cada función del circo.

El centro de diversión va para los payasos  y comediantes, y el de admiración es para los trapecistas y malabaristas. 
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Todo comienza en una noche tranquila, dónde la calle parece un desierto. Un grupo de chicos, después de salir y estar en varios lugares, pasaban por un terreno solitario, bueno en el estaba un circo.

—¡Hay que entrar!—Exclamó Libny.
Libny es una chica valiente, a la cual le gusta divertirse.

— ¡Claro! ¿Por qué no? —Contestó Lucero, con un tono convincente—¡Hay que divertirnos con algo que nos gustaba de niños—Añadió.

—Me parece perfecto, ¡Entremos!—Dijo Luis, con una tonalidad neutra.

Sin saber lo que les esperaba.

Un circo, donde se podía apreciar  distintas luces que alumbraban de colores llamativos. Parecía que todo iba a estar super divertido y emocionante.

Habían demasiadas personas, entre ellas más amistades de Luis, lo cual se juntaron todos para entrar… En la fila de la taquilla podías encontrar a personas de diferentes edades, emocionadas por entrar.

Unos minutos más tarde, todos se dirigían a la entrada del escenario. Miraban alrededor y veían a cientos de personas.

Después de distintas actuaciones, tocaba paso a un malabarista.

—¡Hey, mira! Es muy bueno haciendo malabares—  Dijo Lucero, que en todo el show no dejó de ver al chico de los malabares.

Momentos después ingresó al escenario a un presentador, de apariencia común dentro de un circo, su traje tenía varios colores llamativos.

—¡Damas, caballeros, niños y niñas!, ¡Esta noche ha sido fantástica, con muchos secretos y sorpresas durante todos los shows anteriores, pero... llegó el final!—Exclamó el presentador de esa noche.

Durante varios minutos el escenario y el lugar quedó en completa oscuridad. El grupo de amigos se encontraban hablando, y todos los asistentes de esa noche, ya era demasiado tarde.

De un momento para el otro el escenario y en todas partes se iluminaron de color rojo, en ese instante el presentador se coloca a uno de los costados del escenario.

—¡Damas, caballeros, niños y niñas! Por debajo de sus asientos se encuentra un mensaje de parte de nuestros payasos, que finalizarán con la función de esta noche.

Mientras que el presentador hablaba, los payasos se colocaban en el contorno del escenario, con una sonrisa muy abierta, al igual que los presentes leían el mensaje dentro del papel que se encontraba, cómo había dicho el presentador, por debajo de sus asientos.

"No solo es el final de la función, también de ti"

—¡Corran!—Gritó Libny con desesperación. —¡Ya!— Se levantó y comenzó a correr.

Mientras gritaba, los payasos sacaban cuchillos de diferentes formas y tamaños.

Era muy difícil distinguir el lugar para ver por dónde salir debido a que las luces se encendían y apagaban consecutivamente dejando el lugar con más duración en completa oscuridad, al principio de la función de la noche habían mencionado hacia donde ir para poder salir.

—Vamos hacia la salida—Dijo Luis con gran preocupación, muchos nervios e intranquilo.

—No iremos por ahí, hay que buscar otra forma de salir—Dijo Lucero, mientras que corrían en dirección de la salida.– Supongo que es una trampa, ¿No creen?— Añadió para convencerlos.

—Tienes razón, ni locos hay que ir por ahí.

—Vamos a dónde menos se imaginan, al escenario.

—¿Si tratamos de levantar la lona?—Dijo Libny durante miraba a los lados.

Durante un poco tiempo, se encuentran a uno de los payasos…

El payaso vestía con unos pantalones grandes y con una camisa grande de diferentes colores, tirantes y unos zapatos grandes—Vestimenta casi común de un payaso de circo—y maquillado de colores llamativos que se podían ver cada vez que encendían y apagaban las luces.

… Era un horror ver lo que el payaso hacia, destrozó un brazo de uno de los niños que estaban ahí, ver cómo terminaba de decapitarlo—Entre el tiempo que se podía ver un charco de sangre  y el cuerpo dentro del mismo, el payaso cubierto de sangre en la ropa y en la cara cubriendo su maquillaje por completo.—Realmente se podían escuchar los gritos del niño a distancia, gritos que eran de dolor y sufrimiento, que provocaba tristeza al no poder hacer nada por el niño.

De un instante al otro, el payaso volteó a ver a dónde estaban parados Lucero, Libny, Luis y un amigo de los tres, e inmediatamente el payaso se empezó a reír. Su risa era tan fuerte y malévolica que retumbaba en los oídos.

—¡Hey! Hola.—Dijo el payaso con una voz tranquila.—¿Corren rápido o siguen ustedes?—Lo dijo con una tranquilidad,—Lástima que son muchos, me hacen el trabajo más difícil… pero ¡Hey! lo inten…

Una chica de estatura alta que se encontraba atrás del payaso, le dio en la cabeza con un machete.

—Hijo de mierda—Dijo con una voz de odio y satisfacción.

Se vió como el machete penetró su cabeza y se podía observar la salpicadura de sangre hacia todas direcciones, mismas llegaron a caer, unas cuantas gotas, en los rostros de todos los que estaban alrededor.

—¿Seguimos o nos quedamos aquí parados?—Dijo la chica con humor, y sarcasmo.

—¿Por dónde nos vamos a ir? —Preguntó uno de los amigos de Luis.

—Por dónde ellos entraron, pero antes tenemos que exterminar al presentador.—Respondió la chica.

—¿Cómo lo lograremos?—Preguntó Luis

—Así cómo pasó con nuestro amigo el payaso, así.—Dijo la chica muy convencida.—Ustedes lo distraen, mientras yo lo pongo a dormir llegando por detrás de él.—Añadió

Con el plan previsto empezaron a caminar hacía el escenario. Cuando llegaron, no encontraron nada. Solo las luces rojas muy intensas, y algunos cuerpos decapitados en los asientos. Ellos solo siguieron para salir como tenían planeado.

—Ahí vienen unos payasos, ¡Corran!—Dijo Libny que alcanzó a distinguir en la oscuridad esos zapatos tan grandes.

Empezaron a correr, pero para sorpresa de ellos había una trampa similar para osos. En ella quedó atrapada la chica.

—Sigan sin mi, ya saben por dónde—Les dijo para que no regresaran.

—¡No! Tú nos salvaste, ahora nos toca a nosotros.—Dijo Libny mientras que con Luis la cargaban.

—Pero no podrán correr, y… ¿Si nos alcanzan?—Dijo la chica.

—Pues nos alcanzaron, son tres, nosotros somos siete, con machetes, ellos solo tienen cuchillos cortos.—Dijo Libny

—¿Si les hacemos una trampa?—Dijo Lucero.—Cuando ellos doblen esa esquina, todos nos lanzamos con un machete, ¿Creen que será efectivo?—Añadió

—Suena bien, hay que intentarlo.—Respondió Luis.

Les contaron de rápido el plan a los demás, e inmediatamente se pusieron en distintos lugares. El presentador y los payasos doblaban la esquina…

—¡Ahora!—Gritó Libny. Y de pronto el sueño se retorna en negro.
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"¿Se logró el objetivo?", "¿Qué pasó?"... Fueron algunas de las preguntas que me habían surgido al despertar.

¿Tú qué piensas?
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Estará reescrito en otro apartado. Está en proceso.

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