—Esto es malo, HuanWen.
La doctora sostenía las radiografías frente al negatoscopio y su cara angustiada solo lograba oscurecer el ambiente. HuanWen no dijo nada, tampoco mostró sorpresa ante el empeoramiento de su diagnóstico. Lo sentía, desde hace semanas... como el dolor incrementaba y los vómitos eran cada vez más frecuentes.
—El tratamiento dejó de funcionar y las raíces avanzaron más rápido de lo que esperábamos. Debemos actuar ahora, de lo contrario, tu cuerpo no podrá soportarlo.
Wang LiXue fue tan directa como siempre. Más de tres años habían pasado desde su primer encuentro y aquella mujer seguía sin tener ni una pizca de tacto.
—¿Qué debo hacer? —preguntó finalmente.
—Como doctora sugiero proceder con la cirugía cuanto antes.
El chico miró hacia otro lado.
Su enfermedad era extraña e incluso los profesionales no lograban comprenderla a fondo. Un padecimiento de naturaleza casi mágica requería de una cura que la ciencia no podía brindar. Algo tal como medicina para enamorar a una persona era quimérico y, dejando de lado aquel camino juzgado por muchos como inviable, el único tratamiento que se consideraba efectivo era la extracción de las raíces mediante cirugía.
Él conocía muy bien los efectos secundarios de la operación: no podría volver a amar. Ese era el motivo por el que la había postergado durante tantos años.
Al principio le dijo a su doctora que dudaba por las altas probabilidades de muerte, algo que no era totalmente mentira. El procedimiento tenía la misma tasa de éxito y de mortalidad, cincuenta por ciento cada una. Podía resumirse como tirar una moneda al aire y que el resultado determinara su destino. Cara, vives. Cruz, mueres. Eso asustaría a cualquiera.
Pero su verdadero miedo era que le arrebataran los sentimientos que tenía por JiYuan. La posibilidad de volver a lo que era antes de conocerlo lograba aterrarlo aun más que morir.
HuanWen vivió casi toda su vida a oscuras. Sin formar vínculos serios, escondiendo su verdadera identidad y cerrándose al mundo. Incluso llegó a pensar que moriría solo. Pero ahora que conocía la luz, aunque dolía, regresar a ese mundo solitario era inconcebible.
—Pero como amiga, quiero que luches —retomó—. Un último esfuerzo.
—No resultará, LiXue.
—¿Cómo lo sabes? Puedes hablar con él e intentar que te corresponda.
—Lo sé porque estoy muriendo. ¿Qué otra prueba necesitas? —vociferó el chico, alterando su habitual estado calmo.
—¡No quiero ponerte en una mesa de operaciones sin estar segura de que lo intentamos todo! —respondió ella levantando la voz.
El consultorio quedó en silencio tras los gritos.
—Lo siento —murmuró HuanWen—. Llevo casi una semana sin verlo. Creí que si me alejaba los síntomas disminuirían, pero no hicieron más que empeorar.
La pelirroja dejó las placas a un lado y, tras unos segundos de silencio, abandonó su lugar detrás del escritorio para tomar asiento al lado de su amigo. HuanWen estaba cabizbajo, todo en él gritaba frustración.
—¿Recuerdas el día que nos conocimos? —soltó la mujer de repente.
—Sí... —respondió el ojiazul rememorando rápidamente la cita arreglada por sus familias a la que asistieron obligados.
—La verdad es que yo no —ambos rieron un poco, sin muchas ganas—. Olvidé el día, pero hay algo grabado a fuego en mi memoria y es lo que me hizo desear ser parte de tu vida.
ESTÁS LEYENDO
PIERCE | HuanWen x JiYuan
FanfictionHace un par de años, mientras buscaba información sobre los extraños síntomas que comenzaban a manifestarse en su cuerpo, HuanWen encontró el video de una vieja conferencia médica. Los doctores en la grabación presentaban una nueva enfermedad y los...