Capítulo 6

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-¿En verdad crees que funcionará?-pregunté al ver el intento de arreglo que Max hacía en una pata de silla rota.

-No...

-Pues, deberías rendirte.-me reí.-Oye, ¿crees que pueda salir a buscar un trabajo?-le pregunté cambiando de tema.

Se levantó de su incómoda posición y se puso de pie.

-Sí, igual si quieres puedo ir a ver si consigo algo para tus diseños...si es que tienes.

-¿Que si tengo? ¡Claro que tengo! Son millones, me pasé días diseñando...-notaba que a medida que hablaba y le contaba sobre mí, él sonreía con admiración. Al darme cuenta de esto, dejé de emitir palabras y mi cara quedó inexpresiva.

-¿Qué? ¿Tengo algo?-pregunté a la defensiva, a modo de respuesta a su inexplicable sonrisa, y tocándome la barbilla como si intentara quitarme algún resto de comida o manchita que pudiera haberme quedado allí.

-No...-dijo riendo.-Solo me gusta escucharte hablar de ti.

Me extrañó su contestación, ya que a nadie le interesaba oír mis estupideces, ni siquiera a mis padres, que cada vez que yo les expresaba lo que me sucedía, solo fingían atenderme, pero me ignoraban.

-¿En serio es eso?-interpelé.

-Claro, ¿por qué te mentiría?

-Pues, no lo sé...

-Ya. Ahora debo irme, pero volveré a la noche.

-Está bien.

Nos despedimos y me quedé sola en el apartamento. Me acordé de mi otra vida al sentarme en un sillón del living, y me quedé pensando allí. ¿Qué pasaría luego? Conseguiría un trabajo, y...¿si él encuentra una novia? Yo no podré seguir viviendo aquí si eso pasa...ella no lo soportaría. ¿Y si fuera yo?

Allí mis pensamientos se trabaron. No sería yo, él no se fijaría en mí...Entonces tendría que irme, volver a Houston, o quedarme en Cartagena...O tal vez regresar a mi ciudad natal: Detroit. Dejé mis ideas pendientes y me paré de mi asiento, empezando así a dar vueltas por toda la casa sin tener ni idea de qué hacer, y al descubrir que nada sería de mi agrado allí, decidí irme a dar vueltas por la ciudad que, además, era muy bella.

Usé el ascensor para bajar del edificio, y luego salí por el amplio portón enrejado que nos otorgaba seguridad a todos los inquilinos. Caminé por la acera con el sol que me daba en los ojos, por lo que se me entrecerraban y si quería ver algo debía colocar una mano horizontalmente sobre mi frente. Iba vestida con mis jeans más cómodos, una remera simple y mis tacones favoritos. Era una costumbre usar pantalones con zapatos de taco para mí, amaba esa combinación. Todo iba perfecto, hasta que una grieta en la vereda hizo que se me doblara un pie y que cayera al suelo, mi taco crujió y sentí un intenso dolor en el tobillo. Mi cabeza golpeó con mi mano, que coloqué en el cordón justo antes de caer. Sentí que alguien me agarraba por el brazo.

-¿Estás bien?

La voz era masculina y tenía la tonada colombiana. No entendí lo que decía porque hablaba español. Alcé la vista y vi un chico de tez morena clara, ojos azules y un alborotado cabello café. En fin, totalmente atractivo. No respondí.

Él me ayudó a pararme del suelo, y al verme, al parecer se dio cuenta de que yo no era de allí, porque de inmediato me preguntó en inglés:

-¿Estás bien?

-Sí.-respondí.

Noté que mi taco se había quebrado, algo que era de esperarse, así que me lo quité.

ChanceWhere stories live. Discover now