Texto 9.

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Yo recuerdo la primera vez que te ví, y pensé entonces que tú podías ser a quien llevaba tanto tiempo buscando. ¿Sabes esa sensación? Esa de ver unos ojos y una boca, una mirada y una sonrisa, y considerar todo eso el paraíso. Sin yo siquiera conocerte, ya no me parecías tan desconocido. No me preguntes por qué. Sólo sé que creí haberte visto en un montón de sueños de los que no conseguía acordarme. Pero tú eres real, como tocarte y que me temblasen las manos. Que no siempre se te llena todo lo que estás dispuesto a vaciarte por alguien, y tanto que acabas quedándote con esa sencación de desnudez que deben sentir los árboles en otoño. Porque, oye, estoy aquí y te quiero, pero eso no va a cambiar el mundo. Ojalá se detuviese la gente a escuchar todo lo que nunca voy a decirte. Ojalá me arrancasen el miedo que tengo a perderte.

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